Becados
Del total de discapacitados que cursa en la UNCuyo, hay 18 becados, con alguno de estos problemas: visuales (desde baja visión a ceguera), auditivos, motrices (inhabilidad con uno o más miembros) o viscerales.
Hasta 2003, los discapacitados postulaban como cualquier otro alumno para las becas. Sin embargo, generalmente quedaban fuera de la selección. Había dos razones principales: primeramente, sus familias no tenían necesariamente grandes problemas económicos (sin embargo, este criterio no tenía en cuenta los altos costos de rehabilitación); en segundo término, sus rendimientos académicos –condición para la beca– no siempre alcanzaban el previsible para otro alumno. Esto no se debía necesariamente a una falta del estudiante, sino a una falla en la estructura de la universidad, que no sabía contenerlo y adaptarse a sus limitaciones.
Dada esta situación, se decidió en 2003 destinar un cupo de becas exclusivo para discapacitados.
Un equipo de trabajo
Sin embargo, en 2005 se dio otro paso. Surgió el Programa de inclusión de personas con discapacidad, que constituyó una comisión formada por varias áreas. La coordinación está a cargo de la Secretaría de Bienestar Universitario, la Secretaría Académica y la facultad de Educación Elemental y Especial.
Y se creó la figura del “referente”, presente en cada facultad, cuya función es captar a los alumnos con una discapacidad para actuar, cuidarlos y, eventualmente, instruir a la gente de su alrededor. Procuran, en definitiva, atender tanto sus necesidades académicas como de salud...
La formación de estudiantes y personal de apoyo devino imprescindible. Y es que, como lo explica Viviana Vera, “muchas veces, la buena voluntad de los compañeros, no alcanza”. En ese sentido, en 2004 y 2005 se hicieron jornadas de “capacitación y sensibilización” para el personal de Sección Alumnos, oficina donde se realizan los trámites básicos de cada facultad. Generalmente, es el primer grupo de empleados que toma contacto con un discapacitado y su familia.
Con temor
Uno de los primeros problemas a enfrentar para el programa, es el temor de los mismos chicos. Muchas veces optan por no advertir su problema a los empleados de la facultad, creyendo que podrían ser discriminados por esto. Se les explica entonces que se trabaja en sentido contrario. Sienten además inseguridad por su talento; no saben si lograrán seguir el cursado apropiadamente. Por ejemplo, más de un estudiante ciego ha seguido Comunicación Social. En esa carrera, una de las materias claves es Comunicación Visual. Trabas como esas, devienen un desafío para la institución, para los profesores, para los compañeros...
Llegan a la UNCuyo generalmente de la mano de una madre o de otro familiar. Esta imagen es fuerte, simbólicamente. Y con un pasado no exento de disgustos, suelen demostrar una previsible actitud defensiva. La gente del programa trata de generar su confianza. No es compasión, explica Viviana:
–No se trata de decir “pobre” sino de buscar su autonomía, para que ejerza sus derechos. La idea es que si llegaron a la universidad, ello indica que son capaces.
Continúa la semana próxima.
Germán Dario Fernández
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