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Disparo al ojo adormecido

Como si fuera la primera vez [50 First Dates] EEUU, 2004. Dirección: Peter Segal. Intérpretes: Adam Sandler (Henry Roth), Drew Barrymore (Lucy Whitmore), Rob Schneider (Ula), Sean Astin (Doug Whitmore) y otros. Guión: George Wing. Música: Teddy Castellucci (música original). Fotografía: Jack N. Green. Adam Sandler, sin duda uno de los grandes comediantes estadounidenses en actividad,se despacha con una gran comedia de bajo tono. Por Gonzalo Casas

30 de junio de 2004, 14:06.

imagen Disparo al ojo adormecido
El ojo como todo músculo se acostumbra. Una vez acostumbrado descansa y se relaja. El ojo relajado necesita un shock que lo saque de su letargo y lo ponga en movimiento de nuevo. El tajo en la pupila de Buñuel.

Gran parte de la producción (y usar este término en lugar de creación no es casual) actual del cine mainstream puede ser tan homogénea y estereotipada que llega a adormecer los sentidos y aplacar el espíritu crítico. Pero cada tanto, y de entre sus propias filas, aparece alguien que levanta un poco la cabeza y extiende su horizonte. Esos raros momentos hay que celebrarlos. Festejemos la llegada de “Como si fuera la primera vez” la última gran comedia de Adam Sandler.

El joven comediante salido de la factoría “Saturday Night Live” utiliza una afección como la pérdida de memoria de largo plazo para crear una deliciosa y agridulce película sobre el poder curativo del amor (así, tan cursi como cierto).

El tema, aunque extraño, ha sido tratado en los últimos años con éxito por la comunidad cinematográfica. Desde la encantadora Dory de “Buscando a Nemo” y su reflexión sobre la memoria y los afectos, a la explotación del costado más duro del fenómeno en un policial “indie” como “Memento” (Chris Nolan).

Sandler no dirige sus películas pero casi. Todas, incluso las más alejadas en el tiempo como “Happy Gilmore”, “La mejor de mis bodas” o “Billy Madison” tienen ciertas marcas de estilo que dan prueba de que es su mundo el que queda plasmado en el celuloide. No en vano se ha dicho que Sandler viene a ocupar (si esto es posible) el lugar de Frank Capra como rey de la comedia humana y familiar norteamericana. Sus héroes son hombres sencillos, algo tontos o ingenuos, con pocas armas para defenderse en el voraz mundo contemporáneo, pero que sin embargo, a fuerza de valores como el tezón, la sensibilidad para con el otro, y una bondad innata logran salir a flote. Todos esto en filmes de aparente humor grueso y estúpido, que esconden esta sensibilidad bajo una lluvia de gags y situaciones grotescas o embarazosas (sin llegar nunca al humor desenfrenado de los hermanos Farrely).

Si hay una ventaja al momento de elegir hacer una comedia esta reside en el aprovechamiento que se puede hacer del bajo status que el común de la gente y la crítica le reconocen a este género y la libertad creativa que esto conlleva. Lejos de la exigencia del “gran tema” del drama, los comediantes pueden filtrar sutilmente su forma de ver el mundo y su concepción del género humano independientemente de la “importancia” o la “relevancia social” del tópico elegido.

En este filme Lucy (Drew Barrymore) es una maestra de escuela que en un accidente automovilístico junto a su padre sufrió un daño cerebral permanente que la tiene encarcelada en el día del choque y no le permite registrar todo lo que ocurrió después. El límite de su mundo lo marca el descanso nocturno. Dormir es perder lo atesorado. Y todo vuelve a comenzar con la salida del sol.

Tanto su padre como su hermano se esmeran día a día en repetir eternamente una rutina acorde a lo que recuerda Lucy. De esta forma no sufre el shock de la toma de conciencia de su afección y de los límites de su universo.

Henry Roth (Adam Sandler) interpreta a un mujeriego que, a raíz de un desengaño amoroso pasado (tango), evade cualquier tipo de compromiso amoroso recurriendo a las más inverosímiles historias. Hasta que conoce a la exquisita desmemoriada y su mundo se desarma. De ahí aplicará toda su inventiva para enamorarla día a día. El universo como la serpiente que se muerde la cola.

Adam S. se despacha con una gran comedia de bajo registro (más cerca del medio tono de “la herencia de Mr. Deeds” que de las crispadas “Locos de ira” o sus personajes de Saturday Night Live.

Sandler debe ser, junto al duo Ben Stiller-Owen Wilson, el más grande autor de comedias americano en actividad, por más que le pese a la gran mayoría de la crítica “bienpensante” actual, ya que a excepción de la redacción de la revista El amante, pocos le reconocen sus méritos.

Hay más “seriedad” y compromiso en el plano final de “Como si fuera la primera vez” que las crueles y pesadas dos horas de 21 gramos. ¿Puede haber algo más serio que un género que trabaja en la búsqueda de la felicidad?

Creo que no.

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