Luego de la muerte de Luca Prodan, líder carismático de Sumo, el guitarrista Ricardo Mollo y el bajista Diego Arnedo forman Divididos, en el año 1989, junto a Gustavo Collado, ex – sobrecarga, en batería.

Después de dos años y con su primer disco editado que lleva por título “40 dibujos hay en el piso”,  Collado se aleja del grupo para darle paso a Federico Gil Sola, que ocuparía este puesto hasta 1995. Con Sola, la banda edita “Acariciando lo áspero” y “La era de la Boludez”. El nuevo baterista, que duraría hasta el año 2004, es Jorge Araujo, quien participa de la grabación de “otroletrabaladna”, “Gol de mujer”, “Narigón del siglo” y  “Vengo del placard de otro”.

La historia de la banda nos muestra claramente que,  como dice Pergolini: “es un dúo que va cambiando de baterista”. Ahora el tercero en disputa es Catriel Ciavarella, ex  M.A.M, (banda liderada por Omar Mollo, el hermano de Ricardo), que ya había sido probado por  el “dúo” en 1995, pero que por ser menor (tenía 14 años) no quedó efectivo en ese momento. 

De esta manera, “la aplanadora del rock”, pisó suelo mendocino. Con un estadio casi a pleno, a eso de las  23, abrieron con una versión muy particular del tema  “Nextweek” de Sumo. A puro rock  seguirían con “El 38”, “Haciendo Cosas Raras”, “Salir A Comprar”, “Que Tal”; dejando claro desde un principio que lo que querían mostrar era la potencia arrasadora de la nueva formación. Quizás muchos esperaban la presentación del nuevo baterista con un solo detonador, pero esto nunca llegó. Lo que sí se pudo disfrutar fue a Ricardo Mollo con su característica punteada con los dientes en Voodoo Chile, el himno de Hendrix.

 Si bien se extrañaron algunos reggaes y temas acústicos como la versión de “Sister” la velocidad y contundencia de la banda, nunca decayó.

Así, a lo largo de más de dos horas, Divididos demostró por qué es una de las mejores bandas del rock argentino. El power trío más poderoso de los últimos tiempos. 

Moisés Ortiz

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Departamento  de  Cultura