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¿Dónde está el delincuente?

Un candidato a diputado nacional de la alianza entre el rodríguesaaísmo y el menemismo,  en las últimas  elecciones en Mendoza, es denunciado por un joven. Santiago expresa que Daniel Tramontana es responsable de una falsa acusación que derivó en violencia policial en su contra.

01 de noviembre de 2005, 15:36.

Victoria Alós

victoriaalos@argentina.com

A pocos días de los comicios, Santiago, quien es investigador, estudiante, dio conocer a la sociedad mendocina la injusticia que vivó culpa del ensañamiento de quien, encima, tuvo la desfachatez de ser la cara más importante y visible del Partido Unión y Libertad, expresión de Adolfo Rodíguez Saá y Menem en Mendoza. Este es el testimonio que dio para Agencia Taller:

“Iba para mi casa, me di vuelta y vi que venía una camioneta Land Rover blanca, pensé que era la policía entonces seguí caminando. Sentí que se frenaron al lado mío, me di vuelta y me metieron un palazo, caí al piso y me tapé como pude. Me empezaron a pegar entre dos personas, una de las cuales era Tramontana, uno con el palo y el otro a las patadas, me tape un poco por eso me pegaron nada más que en las costillas. Cuando no me podían pegar más, porque estaban cansados, entonces uno sacó el arma, me la puso en el ojo y me dijo que me iba a matar, que no me iba a dejar caminar por la calle; a lo que yo decía “yo no fui”. Me levantaron, me pegaron un poco más, me metieron a la camioneta e hicieron un par de vueltas a la manzana. Se encontraron con la policía, me bajaron pegándome golpes en la cabeza y me tiraron a la policía que me subió al móvil”.

“Entonces los policías dan la vuelta a la manzana y se paran en la casa de uno de los tipos, estaban todos los vecinos, me dejan en el móvil, donde los vecinos me querían matar, les parecía poco lo que me habían pegado y me querían bajar y pegar entre todos. Yo le decía al policía que me llevaran a una clínica o a la comisaría antes de que me terminaran de matar. Dijo ‘si no te callas te vamos a moler a palos’.”

Luego me llevaron a la comisaría 6ª, me metieron a un calabozo, donde el policía me dijo ‘te tendrían que haber metido un tiro en la cabeza porque ustedes son todos iguales’. Esto sucedió a la una de la mañana, a mi me dejaron llamar a las seis de la mañana, después de que me llevaron a los forenses a que me constataran las heridas, a sacarme las fotos para los prontuarios, recién ahí me dejaron salir, como a las nueve de la mañana. Me fui con mi papá al hospital donde me dijeron que tenía tres costillas y el esternón figurado”.

Resultado: los policías aún no fueron sancionados por faltar a su deber de prestar atención médica, ni siguiera por las amenazas. Ya van tres años de un juicio en donde los golpeadores no tienen sanción de ningún tipo, y como dice el narrador de esta historia, me van a terminar haciendo “pito catalán”.

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