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Dúo Orozco – Barrientos: Nuevos aires

Eternos luchadores de la música mendocina, Tilín Orozco y Fernando Barrientos le cambiaron la cara al folclore cuyano con su disco debut convirtiéndose en el proyecto más revolucionario de nuestra cultura popular de los últimos tiempos.

14 de abril de 2005, 16:21.

(...)"los culpables de la nueva música folclórica argentina"(...) (...)"Celador de Sueños es unos de los mejores discos del 2004 en todos los géneros"(...) Estos son fragmentos de algunas críticas que recibió, a fines de 2004 este trabajo que, hasta no hace mucho, hubiese sonado a disparate.

Fernando, fue el alma matter del grupo de rock Cain Cain, que tuviera su apogeo al participar de la banda de sonido del film Tango Feroz (1993). En total grabó dos placas y se disolvió, y por un largo rato no se tuvo demasiadas noticias de él. El dueño del otro hemisferio es Raúl "Tilín" Orozco, con más de 20 años en diversas formaciones de folclore cuyano, más un CD con su esposa Sandra March, aunque su fama era mas acotada comparado con Fernando: "Mi compadre ha estado proscrito en esta provincia", dice Fernando, "para mi francamente es el Keith Richard del folclore cuyano. En el interior te tenés que comer estos garrones, pareciera que ahora el Tilín tiene un "reconocimiento", pero el tipo viene laburando desde hace mucho, pero cuando no apareces en los medios pareciera que eso no existe".

En la calle se dice que las cosas mientras más duelen, más se disfrutan después, y por lo visto el sol que hoy acompaña a estos músicos tardó mucho en salir: "Yo asocio mucho al arte popular con la valentía. Acá nadie tiene la vaca atada, hermano. Ahora nos aplauden, nos compran discos y tal vez mañana no!", reflexiona Tilín sobre su presente, sin olvidar sus años de insistencia en un contexto musical muy estructurado como el cuyano.

La historia oficial de Mendoza cita en sus páginas de oro a Hilario Cuadros y Felix D. Palorma, artistas tan distintos como necesarios. Aunque los dueños de esta herencia durante las últimas 3 décadas han parecido vivir una eterna resaca favoreciendo un sentimiento renegado del avance de otros ritmos y sin ánimo de refrescarse en la más pandita de las acequias.

- Fernando ¿te imaginaste alguna vez cantando tonadas?

- No, la verdad que no. Esto fue a partir de Tilín.

- Los libros de historia musical del futuro explicarán que hay tres modos de cantar la tonada cuyana: como Cuadros, Palorma ¿y cómo Barrientos?

- Y vamos a ver, qué sé yo. (pausa) Capaz que sí, porque hay una ruptura. Yo no escucho a nadie que cante las tonadas como yo, dependerá de los historiadores.

La herida de la tonada mendocina, que paradójicamente no se refleja en su lírica, es la de pertenecer al acervo nacional pero solo en los manuales de historia de manera taxativa para señalar la música del oeste de Argentina, y desgraciadamente ese también es su horizonte, ya que son pocos los que las cantan y escuchen. En este sentido, Fernando se ufana de la actitud del dúo y exclama: "nosotros abrimos los shows con una tonada !", y Tilín agrega: "la gente pensaba que nos iban a matar y no. Acá lo que pasa es que cuando la tonada te da de comer, tenés temores de subir y hacerla. Y a nosotros no nos da de comer, la hacemos porque nos gusta".

- ¿Les parece que el folclore cuyano está algo estancado?

- lo que pasa es que lo tradicional nunca se estanca, está ahí.

- Muchos necesitábamos del oxígeno de su dúo.

- Sí, tenés razón. Es lo que te decía antes, vivir de la tonada es hacer siempre la misma tonada, porque tenés el aplauso rápido. Pero yo no juzgo eso, lo que cuestiono es que tenés que tener un poco de pelotas porque el arte esta lleno de huevos para presentar algo nuevo o la cosa se estanca.

Lamentablemente en la entrega anual de los Premios Carlos Gardel, Tilin y Fernando, no pudieron ganar en la categoría Mejor Álbum de grupo de folclore para la que estaban nominados. Mientras que el grupo salteño “Los Nocheros” fue el vencedor (que tampoco no hubiese desentonado en la terna Mejor álbum latino). Una velada en la que si Diego Torres se animó a cantar (el gran tema de Sumo), “Mañana del abasto”, todo podía suceder.

Igualmente, la milonga sigue. Los inconfundibles punteos de Orozco y la desfachatada performance de Barrientos ya le dieron de beber a la música cuyana lo suficiente como para poder atravesar este desierto y caminar hacia otras tierras.

Fabián Sepúlveda.

fabsep@hotmail.com

Departamento de Cultura

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