Ayer, una Comisión de la Cámara de Diputados comenzó el análisis de la ley de uso del suelo, que tiene media sanción del Senado. La norma, ya está dicho en reiteradas oportunidades, es trascendental para el futuro de la provincia. Uno cree que, por medio de esos artículos, podría definirse una estrategia de crecimiento y desarrollo para los próximos, digamos, cien años. Ojalá sea así. Pero la información oficial de lo que ocurrió en este primer encuentro entre legisladores, consultores y especialistas, lejos parece haber estado de una discusión profunda y rica. Porque se usó tiempo para discutir, por ejemplo, quién pagará los honorarios de los técnicos que formarán parte de un consejo decisor que prevé la ley o se fueron en devaneos sobre la diferencia entre secano y áreas no irrigadas. Quizás los próximos encuentros dejen resultados un poco más alentadores.