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Editorial: Escuela de Medicina Nuclear

02 de diciembre de 2008, 16:30.

Más de 80 mil mendocinos al año se ven beneficiados por la atención y la alta tecnología con que cuenta la Fundación Escuela de Medicina Nuclear, organismo que recientemente inauguró obras e incorporó elementos por encima de tres millones de pesos. Se trata de una entidad -de la cual Mendoza forma parte- que debe continuar contando con el necesario apoyo financiero para desarrollar su actividad.

El término “nuclear” ha tenido una connotación negativa en la consideración popular, porque de inmediato a la gente le llega la imagen de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki o el accidente -y sus consecuencias- en la planta nuclear de Chernobyl.

Una preocupación lógica, porque la energía atómica puede causar graves daños, especialmente cuando se la utiliza para fines bélicos o no es bien controlada.

Sin embargo, bien utilizada, puede ser una herramienta poderosa para bien del ser humano.

Es usada con éxito en la generación eléctrica (78% de la producida en Francia, 56% de Bélgica y 9% de la Argentina es nuclear). Se aplica también en la agricultura, especialmente en la investigación de la fertilidad de los suelos y en la lucha contra plagas e insectos, como ocurre en Mendoza en la lucha contra la mosca de los frutos y también en la alimentación.

Pero la medicina es una de las aplicaciones más comunes, con el empleo de isótopos radiactivos y emisión de radiaciones en general en áreas como diagnóstico y terapia. Los radio fármacos permiten también un diagnóstico precoz en patologías óseas, cardiología, oncología o infecciones en nefrología, entre otros aspectos.

En este esquema de utilización de la energía nuclear en la ciencia médica se inscribe la importante tarea que desarrolla la Fundación Escuela de Medicina Nuclear, organismo que surgió a partir de una iniciativa de la Comisión Nacional de Energía Atómica, que encontró una amplia resonancia en la Universidad Nacional de Cuyo (con la que existe una importante vinculación desde la creación del Instituto Balseiro) y también en el Gobierno de la provincia, que resultó definitivamente beneficiada porque la Fuesmen se instaló en Mendoza.

Cada año, son unos 80 mil -en su casi totalidad, mendocinos- los pacientes que son atendidos por distintas afecciones, entre ellos muchos que no cuentan con obra social y son derivados desde los hospitales públicos y a través de prepagas u obras sociales, de las cuales la obra social de empleados públicos ocupa 50% del total de las atenciones.

Recientemente, la Fuesmen dejó inaugurada una nueva sala de mil metros cuadrados cubiertos para la emisión de los turnos al público, lo que permitirá duplicar la atención de pacientes, mientras paralelamente se anunció la adquisición y la próxima llegada al país de un tomógrafo computado, un resonador magnético nuclear y un tomógrafo por emisión de positrones, con una inversión total de 3 millones de pesos.

Y en un futuro inmediato será incorporado un acelerador lineal, que será utilizado para técnicas de radioterapia guiada por imágenes y que fue adquirida a través de un préstamo de 1,5 millones de dólares otorgado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación. El aparato permitirá realizar estudios en cuestión de minutos, con lo que se duplicará la atención de pacientes.

La tarea que desarrolla la Fundación Escuela de Medicina Nuclear es importante para Mendoza y el país y bienvenidas sean las inversiones que se realicen, porque en definitiva irán en beneficio de los pacientes mendocinos que necesitan de la alta tecnología y del uso pacífico de la energía nuclear para tratar sus afecciones.

Un aspecto que debe tener en cuenta el Gobierno de la provincia de Mendoza a los efectos de que, cuando se considere el presupuesto, se contemple la necesaria inversión, tal como lo señaló el ministro de Salud en oportunidad de la inauguración de las nuevas obras en la Fuesmen.

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