La ciencia física es una de las principales aventuras del conocimiento humano, y sus innovaciones han sido de crucial importancia desde la revolución copernicana en adelante. A esta disciplina se le debe un cambio en la imagen que tenemos de la naturaleza y sus logros en el siglo veinte permitieron un avance notable en el conocimiento de la dimensión sub atómica y también en la exploración astronómica.
En algunos ámbitos, y gracias a estrategias sostenidas a largo plazo por el Estado -y el ejemplo aún más relevante es el de la Comisión Nacional de Energía Atómica-, nuestro país logró participar de los avances de esta disciplina. Y a pesar de que la educación científica sigue siendo muy deficiente en los niveles primario y secundario -lo cual hace que se desalienten vocaciones científicas- y que el autoritarismo político y la marginación económica provocaron una dolorosa fuga de cerebros, en nuestro país siguen trabajando investigadores valiosos.
Ahora, varios de nuestros físicos participan de las actividades de un importante centro de experimentación levantado por la comunidad científica internacional. Se trata del laboratorio astronómico Pierre Auger, cuya primera fase fue inaugurada días atrás en Malargüe, Mendoza, luego de nueve años de tareas y de una inversión de 53 millones de dólares. En él trabajan 400 físicos, 70 instituciones internacionales y 17 países. Con ellos, los físicos argentinos participan de la búsqueda datos de los rayos cósmicos. Es de esperar que este centro contribuya al desarrollo y promoción de las investigaciones físicas en el país.
Los físicos argentinos padecieron muchas desventuras, por la intolerancia y la marginación. Con políticas sostenidas, desarrollaron la Comisión Nacional de Energía Atómica. La apertura de un laboratorio en Mendoza debe ayudar a promover sus tareas.
La UNCUYO fue sede del Foro Energético Nacional
22 de noviembre de 2024