La Universidad presentó “El libro de los juicios. Experiencias, debates y testimonios sobre el terrorismo de Estado en Mendoza” de Dante Marcelo Vega, Diego Jorge Lavado, Viviana Beigel, Fernando Peñaloza, Alfredo Guevara Escayola, Pablo Gabriel Salinas, Pablo Garciarena y Romina Ronda. Es la última publicación de la Editorial Universitaria, Ediunc, prologada por Horacio Verbitsky e ilustrada por Ángela Urondo Raboy.
Sus autores han participado en los Juicios que se desarrollaron en la Provincia desde el 2010 por los delitos de lesa humanidad que se cometieron desde el Estado antes y durante la última dictadura militar argentina del siglo XX.
La publicación recoge trabajos escritos por fiscales y abogados querellantes en el marco de ese proceso judicial. Aparecen enfocadas diferentes temáticas, como la calificación legal de los delitos cometidos, las características del terrorismo de Estado antes y después de 1976, la desaparición forzada, la complicidad judicial, la violencia sexual, y el secuestro de Paco Urondo.
Los juicios se constituyen a lo largo del libro como mecanismos de juzgamiento de los criminales, pero también como espacios de reparación simbólica para las víctimas y sus familiares que sobrevivieron a la represión. Las reflexiones y análisis de los autores, las ilustraciones de Ángela Urondo Raboy y los testimonios de víctimas, sobrevivientes y familiares son voces y miradas que nos permiten seguir reconstruyendo el mapa de la peor tragedia política y social vivida en el país.
El prólogo es de Horacio Verbitsky y además ofrece un prefacio, una introducción y ocho capítulos, que giran alrededor de un objeto común, que cada autor aborda en su capítulo con un enfoque o tema específico. Según el propio Verbitsky "La obra aporta experiencias de los actores directos, que podrá ser replicada en futuros juicios por delitos de lesa humanidad en el país y el mundo".
La decisión de la Universidad Nacional de Cuyo de divulgar esta temática para conocimiento general constituye un desafío, no sólo el de escribir para todo el público corriéndose de un lenguaje encriptado, sino también cumplir con una expectativa exigible a cualquier profesional universitario, como es devolver al medio en el que se desempeña parte de la experiencia y del conocimiento obtenido en la universidad pública.
Los autores se dieron cita en el cilindro Mercedes del Centro de Información y Comunicación, Cicunc, de la UNCuyo. Los acompañaron en la mesa académica el rector Daniel Pizzi y la directora de la Ediunc, Pilar Piñeyrúa.
El encargado de presentar la publicación fue el licenciado en Comunicación Social, periodista, productor y conductor de radio y televisión, Rodrigo Sepúlveda. Asistieron autoridades universitarias, secretarios entrantes y salientes, decanos, estudiantes, familiares y público en general.
En esa instancia el rector Pizzi fundamentó el tema de la restitución de los derechos humanos como un momento histórico explicando que “la sociedad tiene la responsabilidad de cuidar su historia porque ésta de alguna forma actúa como memoria de su pasado para comprender el presente y entender hacia dónde vamos”.
En cuanto al rol de la Universidad resaltó su importancia en el desarrollo del capital cultural y social de la Provincia y que, por lo tanto, tiene la obligación de involucrarse en la custodia de ese patrimonio social. Indicó que desde la dimensión de las Ciencias de la Educación, cientos de profesionales, investigadores y docentes de distintos distritos aportan el registro para comprender los hechos sociales en su contexto.
Respecto al libro comentó que expresa las voces de los protagonistas de los juicios y que "representa un texto de absoluto compromiso de nuestra Universidad por la reconstrucción de la memoria, justicia y democracia”.
Además el Rector calificó a los juicios como una reparación que envían un claro mensaje a la sociedad. “Lo decían los organismos, las víctimas y lo pedía la sociedad. Hoy, y desde el fin de la impunidad, lo dice el Estado; se trata de un grito de justicia contra la tortura, el autoritarismo, el silencio y la impunidad” afirmó.
Por último recalcó el compromiso de la UNCuyo, la cooperación de los investigadores y la voluntad política demostrada en el desarrollo de esos temas.
Por su parte, la titular de la Ediunc Pilar Piñeyrúa señaló que “para los editores la presentación de un libro siempre es un festejo y en este caso es un festejo contradictorio que nos obliga a revisar el pasado atroz, tan reciente, que aún nos sigue doliendo”.
Explicó que el libro integra la reciente colección de Lesa Humanidad, pensada con la convicción de que la universidad pública debe hacerse cargo y colaborar en hacer circular documentos, investigación, testimonios o relatos de las características y consecuencias del accionar del terrorismo de estado. “Es una colección múltiple unida e identificada como un símbolo de la memoria”.
Comentó que los contenidos que integran la colección son incómodos y que van a confrontar con quiénes somos y con lo que somos, y también con quienes fuimos y podríamos haber sido. “En lo que nos toca como editorial, no podíamos dejar de aportar nuestro grano de arena a partir de vehiculizar aquellas palabras prohibidas y la verdad sobre los crímenes cometidos antes y durante la última dictadura cívico militar”.
Mencionó a su vez el largo y arduo proceso que conllevó la edición de esta publicación, ya que en ella no sólo se encuentran los textos de los autores sino también los testimonios de las víctimas y sobrevivientes, y las citas de las sentencias judiciales y de los alegatos. Asimismo puso en valor el aporte sustancial de las ilustraciones de Ángela Urondo.
Rodrigo Sepúlveda presentó el libro desde su lugar como primer lector y en esa línea instó a leer y “masticar” cada una de las palabras. “Ver esto en una página de papel, en un libro y en un material que cada uno de nosotros pueda tener, es algo muy impresionante -dijo y agregó- lo que está es presente no es pasado. Estamos viviendo lo que se está discutiendo hoy; y de eso hablan los capítulos”.
El Comunicador Social recalcó el sentido de que lo publique la UNCuyo ya que “no sería posible encontrarlo en el mercado editorial fuera de la Institución”. En cuanto a su contenido mencionó que sirve para tener presente, para no volver a repetir y para que cuando se den situaciones que pongan en riesgo la historia, tener un material concreto que pueda decir "esto nunca más debe producirse, nunca más debemos llegar a esta situación y tenemos que dejar todo en la pelea por ese nunca más”.
Uno de los ocho autores del libro, Diego Lavado, señaló como condición fundamental el trabajo en equipo y cómo esa puesta conjunta se refleja en la obra. Contó, a su vez, que Mendoza es la primera jurisdicción donde los responsables de la represión en la Provincia, que ocupaban cargos en el máximo tribunal, hoy están siendo juzgados.
Asimismo explicó un hecho que marca tendencia a nivel nacional que es la comprensión de que las agresiones sexuales en los lugares de detención eran parte de la herramienta y estrategia de la represión. “Se ha hecho un trabajo jurídico muy importante para marcar esa característica que ha permitido calificar adecuadamente a los responsables no como un simple instigador sino como autor, por más que no haya tenido acceso directo a la víctima” manifestó Lavado.
“Mendoza tenía mucho que contar sobre la historia de estos juicios” -expresó y continuó- el proceso que se ha vivido sobre verdad, justicia y reparación en la Argentina no tiene antecedentes a nivel mundial pero si para profundizarlo en países vecinos”.
Por último valoró el compromiso, la constancia y el trabajo realizado por los organismos humanos, siempre bajo la aplicación de la Ley en el Estado de Derecho. “Es una tarea que empezaron esos Organismos y hoy es patrimonio de todos; la hemos apropiado cada uno de nosotros y no hay retroceso”, concluyó.
El libro incluye las ilustraciones de Ángela Urondo Raboy, quien en 1976 fue secuestrada junto a su madre, Alicia Raboy, por la policía de Mendoza en un operativo en el que su padre, Paco Urondo, resultó asesinado. Su identidad fue restituida en 2012.
Comentó que estos dibujos corresponden a la primera etapa posterior a su restitución. En esa línea recordó su historia y contó que a la edad de 20 años supo quién era, a qué familia correspondía y que a partir de allí comenzó a transitar su propio camino.
Ángela manifestó que de todos los libros que le tocó ilustrar éste es el que más la enorgullece porque lo consideró como un recuerdo para la toda la vida, como un momento inolvidable que va trascender la propia memoria. Y en esa instancia valoró la simultaneidad de los hechos con su publicación: “Los estamos dejando para la gente que no haya tenido la oportunidad de vivir los juicios”.