Me das cada día más
Según comenta Vaquer, cada mes aumenta la cantidad de varones que asisten al consultorio, aun cuando siguen siendo mayoría las mujeres. Más en general, desde hace dos años aumenta la demanda. Las causas posibles: porque aumenta en los alumnos la necesidad de atención psicológica y porque se pierde el temor a la terapia. Es decir, se trataría de un cambio cultural: la psicología empezaría a ser aceptada como algo más común, necesario. Pero hay otro elemento que influye en la cantidad de consultas: y es que, simplemente, aumenta la disponibilidad de turnos. Este consultorio, como los otros de Salud Estudiantil, sale más a los estudiantes; ofrece el servicio, convencido de que sin bienestar físico y mental no hay estudio y, por lo tanto, no hay pensamiento crítico.
Al comienzo de la charla, el psicólogo indica enfáticamente que su trabajo consiste en psicoterapias breves. “No es necesario que sea prolongado un tratamiento, como en el marco teórico freudiano, esto hace falta aclararlo. Ello no significa que los nuestros sean tratamientos de segunda. Ayudamos a bajar la angustia y a resolver problemas puntuales. Suele haber en la gente temor a dependencia a la terapia. Por ello se realizan aquí terapias breves.”
–¿En qué situaciones suelen pedir consulta los estudiantes?
–Principalmente tienen dificultades con los exámenes. Suele observarse angustia, depresión, ansiedad. Los problemas giran alrededor del rendimiento académico, con o sin beca. Nosotros brindamos ayuda en la crisis, ante la angustia, para tomar definiciones.
Por supuesto, son infaltables los problemas familiares. Es cuando a los chicos “les cuesta cortar el cordón, sienten angustia porque no están en su casa”. En algunos de esos casos, explica, se recurre a la terapia interpersonal. Entonces, es invitada la familia a la sesión; o incluso, en el caso de quienes provienen de los departamentos alejados, es convocada la gente que vive con el estudiante en Mendoza.
Sin pacientes
Llega un momento en que tenemos que definir un término decisivo. Vaquer no habla de pacientes, lo hace notar. Su corriente psicológica se refiere a “consultantes”.
–El término paciente es de origen médico; el paciente no habla: ‘yo soy el médico, usted tome esto y listo’. El consultante, en cambio, debe ser activo. Yo les digo ‘usted debe poner mucho para curarse’. No doy soluciones; algunos se enojan por eso. No hay concepto de alta, sino acuerdo. El consultante es un sujeto, no un objeto. La terapia es una co-construcción (una construcción de a dos). Por eso debe estar convencido de querer ir.
Vaquer enumera otros motivos de consulta frecuentes:
- Trastornos de identidad: conflictividad en la definición de género. Su sufre mucho en la propia aceptación o de los terceros.
- Problemas de autoestima: en su familia de origen no le pudieron construir una autoestima fuerte. Entonces cuando rinden uno o dos exámenes mal se sienten incapaces. Estos alumnos caen en un círculo vicioso, porque a partir de la desmotivación por un problema de autoestima, ocurre luego, en efecto, que no se desempeñan satisfactoriamente. (Parafraseando de contrabando una noción de la sociología, podríamos decir que el origen del problema puede ser imaginario, ideológico; pero los efectos, son reales.)
- Trastornos alimentarios: anorexia, bulimia, sobrepeso.
–¿Qué debe hacerse cuando alguien encuentra que un amiga o una amiga presenta síntomas de este tipo?
–Conviene en esos casos escuchar a la persona. Si es necesario, se puede pedir asesoramiento en el centro de salud más cercano.
La semana que viene, terminamos la charla. El tema: las crisis vocacionales.
Germán Fernández
Para ¡en contActO!, boletín de la Secretaría de Bienestar Universitario
2006