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El escenario: Una respuesta distinta

31 de octubre de 2008, 16:05.

MADRID.- Si algo quedó en evidencia ayer, no fue sólo el cansancio de la sociedad española frente al terrorismo, sino la madurez de su respuesta: apenas horas después de un atentado que pudo haber sido una tragedia, la Universidad de Navarra abrirá hoy sus puertas con total normalidad.

"Como si nada hubiera pasado" es la consigna de un claustro de profesores integrado, entre otros muchos, por académicos que han hecho punta de lanza en el debate local para denunciar cierta "complicidad" en los medios a la hora de informar sobre terrorismo.

Su hipótesis es que lo que pretende la acción terrorista es multiplicar el efecto de sus acciones mediante el eco que encuentran en la sociedad y en los medios. Y que, con esa conjunción, lo que se logra es un efecto paralizante, que multiplica el poder del ataque.

Quienes tantas veces debatieron en esa sede académica esta misma idea ayer decidieron predicar con el ejemplo. Y volver a la normalidad lo antes posible.

Hoy, las clases seguirán con la rutina habitual, y parte de la actividad se había retomado ayer mismo, cuando los escombros aún no habían terminado de ser removidos.

En el medio queda lo que podría haber pasado, la tragedia de la que habló el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero la tragedia no ocurrió. Y de esto hablaba ayer la sociedad española. De eso y de un mecanismo conocido en el grupo terrorista: reaccionar con un zarpazo cuando le dan un golpe.

Hace sólo 48 horas la policía había logrado desactivar un comando que la organización ilegal poseía en la comunidad autónoma.

De acuerdo con la información policial, lo que hizo entonces la organización ilegal fue movilizar rápidamente a cuadros operativos en la vecina provincia vasca de Guipúzcoa.

Eso, con la misión de preparar el poderoso coche bomba con 80 kilos de explosivo dejado estacionado en el campus de la universidad; un lugar por el que, a diario, pasan miles de jóvenes.

Hasta aquí, el mecanismo conocido de una organización que hace medio siglo atormenta a España. Y cuyo mensaje, con este tipo de acciones, es el mismo: "Aquí estamos, no hemos desaparecido, en cualquier momento matamos a alguien por la espalda".

Ocurrieron, también, las reacciones esperadas. Frente al ataque, los principales partidos políticos españoles reaccionaron con una sola voz de condena.

Además, hubo, como suele suceder, silencio de las formaciones partidarias acusadas de estar cerca de ETA. No hubo expresiones de condena por parte de la sede local de Acción Nacionalista Vasca (ANV), mientras que agrupaciones separatistas radicales dijeron que la culpa de todo la tiene "el conflicto", que es su forma de aludir a la pretensión separatista que, por la fuerza, quiere imponer la organización ilegal.

Lo que salta de la norma, en este caso, es la rapidez de la reacción del blanco elegido y el tono bajo, casi discreto, de la respuesta. El blanco ha dicho "aquí no ha pasado nada". Y hoy retoma la actividad, como cualquier otro día.

De eso se hablaba ayer en España. Con respeto.

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