En el Campus Universitario, en un espacio de 830 metros cuadrados cubiertos, se alzó el nuevo edificio del Jardín Maternal Caritas Dulces. Se trata de una flamante construcción que responde al programa educativo de la institución y que contempla el bienestar de 83 bebés y niños de hasta 4 años.
Desde que se creó, en setiembre de 1974, el Jardín ofrece a hijos de estudiantes y personal de la UNCuyo contención afectiva y recreación, y educación con prácticas sistematizadas acordes a las edades de los niños, que están a cargo de un equipo de 24 personas, entre docentes y personal de apoyo.
El flamante inmueble se ubica entre el Comedor y las Residencias Universitarias y demandó una inversión de 9 millones de pesos. Consta de una zona de servicios (cocina, depósitos, sanitarios generales y oficinas administrativas); y una educativa (salitas por edades, con sanitarios y kitchenettes, patio cubierto para actividades físicas y área para comedores). Está equipado con mesas y sillas, ambientes acondicionados con sistemas de calefacción y refrigeración y en el exterior tiene un patio de juegos.
Luego de funcionar 43 años en la facultad de Ciencias Médicas, la comunidad del Caritas Dulces -padres, docentes y personal- experimentó la alegría y orgullo de contar con un espacio propio. Al frente de la inauguración estuvieron el rector Daniel Pizzi, el secretario de Bienestar Rodrigo Olmedo y la directora Patricia Maslup. También asistieron el vicerrector Jorge Barón, el decano de Ciencias Médicas, Pedro Estéves, secretarios y demás autoridades de la Universidad.
En ese ámbito Daniel Pizzi resaltó que el nuevo espacio representa un capital simbólico muy importante: “Estamos poniendo lo mejor de nosotros, tratando de dar el ejemplo de hacia dónde queremos ir en la conducción de nuestras instituciones. Los chicos tal vez todavía no lo alcanzan a percibir, pero está muy claro para nosotros que los estudiantes que empiezan aquí la Universidad son el motivo por el cual nosotros existimos”.
En ese sentido remarcó la necesidad de seguir consolidando la identidad que tiene la UNCuyo: “Encarnamos el gobierno de la Universidad, pero este barco va adelante por la cantidad de remadores que tiene. Nosotros conducimos pero de más está decir que el trabajo, como lo demuestra este jardín, lo hacen ustedes”. E instó a seguir luchando por mantener esa identidad: gobiernos con transparencia, con responsabilidad, haciendo las cosas que deben hacerse. “Ésta es la responsabilidad que tenemos y éste el ejemplo que tenemos que dar a nuestra comunidad”, concluyó.
Por su parte, Rodrigo Olmedo destacó que se trata de “un espacio en donde todos y cada uno de ustedes ha tenido mucho que ver; cada una de las direcciones en el apoyo permanente de los padres de los chicos”. Agradeció a su vez a la facultad de Ciencias Médicas que los acompañó y albergó: “Medicas tuvo un papel muy especial en todo este tiempo”, afirmó.
“Este lugar, hoy, lo merezco porque han sido muchos años de lucha, con mucho amor y sin perder fundamentalmente la visión de los chicos -dijo la directora del Caritas Dulces, Patricia Maslup, y agregó- hace 41 años que estoy acompañando a todas las familias; paso más tiempo en el jardincito y en la universidad que en mi propia casa”.
Asimismo agradeció al Rector porque siempre alentó a la comunidad del Jardín. “Usted tiene que estar orgulloso de esta obra y ha hecho muy bien en empujarla, porque siempre digo que los chicos entran por primera vez a la Universidad a través del Jardín Maternal”.
También rescató el trabajo y compromiso de las compañeras no sólo en sus roles de docentes, sino también como mamás, abuelas y padres por acompañar en un periodo tan vulnerable para los chicos. “En ellas también voy a dejar huellas para que continúen con esta tarea tan hermosa. Disfruten esta posibilidad que nos ha dado la Universidad”, recalcó la Directora.
En tanto que Eleonora Valdivieso habló en representación de los padres y puso en valor la labor de las docentes: “Nos brindan la seguridad y tranquilidad de saber que nuestros hijos están como en casa, porque el jardín es su segundo hogar, sin dudas. Nos dan la certeza y la confianza de que están bajo el mejor cuidado”.
Mencionó que su familia encontró en el Jardín grandes personas que los apoyaron y acompañaron siempre. “No es fácil dedicarse con profesionalismo y amor al acompañamiento de la primera infancia, menos aun cuando hay niños con ritmos de desarrollos atípicos. Nuestra hija tiene una condición que hace que su desarrollo, ritmos y logros sean distintos. Todas y cada una de las grandes mujeres del jardín nos animaron a creer siempre. Nos tomaron de la mano, entendiendo, aprendiendo y caminando juntos este camino de la inclusión”, dijo emocionada.