Sin trámites
Desde hace semanas, decenas de estudiantes se abalanzan contra las mesas y se lanzan a la furibunda emoción de un partido de metegol o de ping-pong. Si la densidad de alguna materia te obliga a la distensión, si querés divertirte o encontrarte con amigos o si, simplemente, no se te ocurre qué hacer de tu vida en una jornada lánguida, tenés la opción de acercarte y jugar. El espacio está disponible para cualquier estudiante de la UNCuyo. El horario es de 9 a 20.
Es gratis y libre. No necesitás realizar ningún trámite previo: venís al Comedor, dejás un documento cualquiera y pedís prestadas las paletas, las pelotas o los tableros… Hay a disposición de los estudiantes dos mesas de ping-pong, un metegol y varios juegos de mesas: Pictionnary, naipes, Guerra de los sexos... y Ajedrez.
Convocan a formar un Círculo de Ajedrez
Allá por 1953, un grupo de estudiantes de la UNCuyo se reunió a jugar. A jugar ajedrez. Formaron el prestigioso Círculo de Ajedrez, que convocaba a alumnos de varias carreras, pero sobre todo de Medicina y de Ciencias Económicas; también había adolescentes del Colegio Universitario Central y profesores universitarios. En 2006, es decir 53 años después, quieren reflotar la idea.
Juan Carlos Tello ha brindado semanalmente cursos gratuitos de ajedrez en el Comedor Universitario (las clases serán retomadas en septiembre). En los años cincuenta fue uno de los fundadores del Círculo de Ajedrez, que tenía como fin la dispersión, la enseñanza del juego, los lazos de amistad. Comenzaron informalmente, y terminaron compitiendo en torneos y hasta saliendo subcampeones de Mendoza.
Aquellos torneos
“Yo juego desde chiquito, desde los siete años –recuerda Tello–. Aprendí viendo a jugar a mi familia. Vivíamos en la ciudad de Mendoza. En los años cincuenta, yo era estudiante de Economía. Fui campeón de ajedrez tres años. Luego me casé y me dediqué a trabajar. Los torneos eran demasiado exigentes.
En aquel entonces, el Rectorado de la UNCuyo quedaba en calle Rivadavia 55 (el predio universitario aún no existía). A pocos metros estaba el Círculo, al 128 de la misma calle. El edificio fue cedido por la misma Universidad.
“Se jugaba en equipos –cuenta Tello–; con cuatro tableros. Lo hacíamos por vocación, no por un fin comercial.”
A refundar
Resulta raro, ¿no?, que en plena marea cibernética todavía nos animemos a dar otra mirada: que podamos contemplar fijamente, y en silencio, un tablero de madera poblado de mudos personajes medievales y de poderes exóticos. Movidos todos ellos solamente con el impetus de la inteligencia humana...
Sumidos en estos pensamientos, ponemos atención en Tello, que recurre a nosotros para llevar adelante su idea: refundar el Círculo de Ajedrez. Necesita gente, por supuesto. Nos comenta que irá personalmente a los Centros de Estudiantes, proponiendo el proyecto. Nosotros te invitamos a participar. Escribinos y le hacemos llegar tu ofrecimiento al hombre del tablero. Podés jugar desde el lugar que quieras. Y hasta movido por el ímpetus de tu curiosidad.
Otras cosas en el Comedor
Recordá que los sábados hay clases de tango en el Comedor, de 14 a 18.
Y, finalmente, considerá este edificio si tenés ganas de dar algún curso o enseñar alguno de tus talentos. Comunicate con nosotros, y quedamos de acuerdo.
Germán Fernández
Para ¡en contActO!, boletín de la Secretaría de Bienestar Universitario
2006