Concluye así el trabajo iniciado en 1995. La ejecución del proyecto demandó 50 millones de dólares. Aseguran que vendrán el Nobel James Cronin y Julio Cobos.
El 14 de noviembre se inaugurará oficialmente el Observatorio Pierre Auger, en Malargüe, el experimento internacional para el estudio de los rayos cósmicos, catalogado por la prestigiosa revista Science como uno de los grandes avances del mundo de los últimos tiempos.
El acontecimiento ha provocado una carga emotiva muy fuerte entre las 400 personas que trabajan en el emprendimiento, pertenecientes a más de 80 instituciones de 17 países participantes en el megaproyecto.
Respecto de la colaboración científica, la experiencia malargüina es única en el mundo, dado que no hay otro encuentro similar de tantos investigadores estudiantes, técnicos e ingenieros, unidos en pos del estudio de los rayos cósmicos. Tampoco tiene parangón en otra parte la infraestructura levantada en el sur, que cubre una superficie total de 3.000 km2.
Fue iniciado como colaboración formal en 1995, bajo el liderazgo del Premio Nobel de Física James Cronin (77). Lo que se dejará habilitado el 14 es el diseño inicial, concebido y planificado en la década del noventa. Es la denominada primera etapa de este monumental complejo científico, que demandó una inversión de 50 millones de dólares.
Para el gran acontecimiento concurrirán al sur provincial el vicepresidente de la Nación Julio César Cleto Cobos, como máxima autoridad del país; el gobernador de la Provincia Celso Jaque y los directores eméritos del proyecto, el ya nombrado Cronin, y el inglés Alan Watson.
Uno de los anfitriones será el doctor en física Alberto Etchegoyen (60), de los primeros en hacer contacto con Cronin, junto a su colega, Alberto Filevich, hace 15 años (ver aparte). El primero es director de la colaboración argentina en el Observatorio Auger y gerente del proyecto en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
De acuerdo a las previsiones de los organizadores, se esperan alrededor de 500 personas para el acontecimiento, entre ellas los presidentes de las agencias de promoción científica de los países involucrados; ministros de ciencia y tecnología de varias naciones, directivos del Conicet y de otros centros científicos del país, además de la UNCuyo y la UTN.
Progresos en el tiempo
Una de las 20 mujeres que trabaja en el Auger en Argentina (en el mundo deben ser más de 100) es la doctora en astronomía Beatriz García (50), quien en muchos foros y encuentros ha traducido a un lenguaje llano las complejidades de la investigación en rayos cósmicos y astrofísica.
"Lo que inauguramos ahora es la concepción inicial del observatorio, que contemplaba una red de 1.600 detectores de superficie y los 4 detectores de fluorescencia", aclara la científica en su oficina-mirador del Observatorio Meteorológico Mendoza, del Parque General San Martín.
Con los detectores de fluorescencia, los especialistas escudriñan, en las noches despejadas y sin luna, la atmósfera para observar la tenue luz ultravioleta que producen las cascadas de rayos cósmicos al atravesar el aire.
Mientras que los detectores de superficie (tanques) detectan la luz ultravioleta que se produce en su interior, cuando las partículas que llegan a ellos, interactúan con el agua que contienen. Toda esta operación tiene por cometido aumentar la comprensión del origen y evolución del universo.
La proyección en el tiempo del singular emprendimiento arranca en 1995, cuando un grupo internacional de investigadores empieza estudios para emplazar un nuevo observatorio de rayos cósmicos.
En noviembre de ese año, la Unesco decide que Argentina sea sede del complejo; en 1998 se determina la locación del complejo científico: Pampa Amarilla, Malargüe, y un año después se coloca la piedra fundamental, con la presencia del mismísimo Cronin.
Entre 2000 y 2004, se instalan detectores de superficie y de fluorescencia, además de habilitar el edificio de oficinas y base de datos. En 2006, queda lista Loma Amarilla, cuarto y último edificio de los detectores de fluorescencia.
El 3 de julio de 2007, en una conferencia mundial científicos del Auger ponen a disposición de público eventos de rayos cósmicos detectados en Malargüe. Y luego se suceden la presentación del primer descubrimiento importante en el lugar (8 noviembre); la publicación en Science, y ya en junio de 2008 se instala el último detector de superficie del observatorio.
Competencia de Sudáfrica a Anillaco
Desde la Comisión Nacional de Energía Atómica, el doctor Alberto Filevich, contó algunos pormenores del comienzo del Auger. “Con (Alberto) Etchegoyen fuimos los primeros en tomar contacto, en 1995, con Jim Cronin, el Nobel de Física, que estaba proponiendo construir un gran observatorio en el hemisferio sur.
Después de que Cronin aceptara dar una charla en Buenos Aires (enero ‘96), le propusimos al presidente de la CNEA que se diera apoyo a esa iniciativa con la idea de lograr que se instalara el observatorio en Argentina.
Funcionó y fue el origen de lo que se inaugura ahora. Posteriormente, formamos estudiantes y logramos la participación en el proyecto de varias instituciones, como CNEA, Conae, Invap Bariloche y universidades (La Plata, Buenos Aires, Mendoza)”.
Respecto de la ubicación del observatorio, Filevich dijo: “Fue un laborioso proceso; finalmente logramos que se decidiera por Argentina contra Sudáfrica y Australia, y luego por Malargüe y no en Anillaco u otros lugares similares, como se nos había 'sugerido'.
La decisión de Malargüe se hizo por razones técnicas: infraestructura, clima, altura, tipo de población y características locales, limpieza del aire, disponibilidad de agua y de recursos humanos, escuelas, apoyo local y provincial”.
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