Universidades privadas y terciarios ofrecen cursos de 4 meses y hasta carreras de 2 años.
Primero crear un perfil de novios. Después cursar "Trámites de Ceremonia y Registro Civil", "Participaciones" y "Lista de regalos". Eso en el primer mes. Después el programa de estudio se complica un poco más: "Catering", "Presupuestos" y "Cotillón". Y hay más materias pero el objetivo es siempre el mismo: convertirse en un Wedding Planner (planificador de bodas) con título "oficial".
El mercado de los casamientos mueve $1.200 millones anuales. Eso llevó a que cuatro universidades privadas, más de 10 centros de estudio y todas las empresas de organización de eventos dicten cursos de cuatro meses u ofrezcan la carrera terciaria y/o tecnicatura de dos años de "Wedding Planner". Al terminar, les entregan un diploma que valida la profesión aunque desde el Ministerio de Educación de la Nación aseguran que no.
Ya en los '90, el Wedding Planner surgió como "buscavidas" y las mujeres se autodiplomaban. Lo vieron como una salida laboral porque hay 90 mil casamientos por año en la Ciudad según el Registro Civil porteño -40 mil de ellas de nivel socioeconómico medio-alto-, y 48 mil en Gran Buenos Aires. Las parejas gastan $50 mil promedio por la fiesta. Así, se dedican a organizar bodas con un plus: cumplir el rol de mejor amiga o madre de la novia para quedarse con el 7 y hasta el 15%.
Para María Pía Estebecorena, de 40 años y profesora de Cornejo & Estebecorena, los cursos se masificaron en 2008. "Es una profesión que viene de Estados Unidos. Ahora es más accesible contratar a uno por eso hay que capacitarse para ser el mejor", dice. Gisela Pais, directora de la organizadora IMG, de 29 años y profesora de Wedding Planner hace tres, cuenta que "nació como un nicho de mercado" y que "los cursos son cortos y después se puede crear una empresa propia". Es posible inscribirse por Internet, estudiar a distancia y hacer cursos acelerados. El costo promedio para ser Wedding Planner es de $400 por mes. Al terminar tienen la obligación de hacer una pasantía: organizar una boda real.
La industria del brindis
Por Cristina Mahne autora de "wedding planner"
Es un mercado de rentabilidades altas porque se especula con la exhibición, con que nada salga mal. La gente gasta más de lo que está a su alcance. Por una cuestión cultural, en Argentina sigue recayendo sobre las mujeres la responsabilidad de ponerse la fiesta al hombro. Además, con la incorporación incesante de rubros, no hay agenda ni cerebro capaz de barajar tanto dato, presupuesto, proveedor. El huevo y la gallina fueron y son las mujeres: protagonistas de la demanda y a la vez de la oferta de wedding planners y del descubrimiento de una oportunidad comercial. Si bien por ahora hay mercado para muchas, la selección natural de las especies hará que sólo las más aptas sobrevivan. Para afilar las garras en esta jungla, no sólo hay una gran oferta de institutos terciarios donde convertirse (al menos en los papeles) en una wedding planner sino que el auge de la industria llevó incluso a varias universidades a ofrecer esta capacitación.
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22 de noviembre de 2024