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El poder de los medios bajo la lupa

Frente a las fallas y limitaciones que tanto la economía como las ciencias sociales y la comunicación tienen para analizar el proceso de concentración mediática, surge una nueva disciplina dispuesta a encontrar una respuesta. ATPA entrevistó a Betina Martino, docente de la cátedra de Teoría de la Comunicación Social II de la UNCuyo para que nos hablara al respecto.

Por María José de Rosas

mjose_derosas@yahoo.com

Departamento de Cultura

19/04/06 Según Betina Martino, docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo, en un mundo cada vez más globalizado, donde la concentración monopólica de los medios de comunicación crece día a día, nacen los estudios de Economía Política de la Comunicación, como un intento de explicar ese fenómeno frente a la falta de investigación existente.

A pesar de que estos estudios datan de la década del ‘70, es en los últimos años cuando toman importancia en América Latina, dado el cambio de contexto producido a escala mundial.

- ¿Cómo surge y cuáles son los antecedentes de la economía política de la comunicación?

- La economía política de la comunicación, si bien tiene sus antecedentes en los años ‘60, aparece en América Latina como una corriente de estudio y de trabajo, junto con los estudios culturales, en la década del ‘90. Esto se da por el abandono de la mirada crítica en el campo de la comunicación, que se va haciendo progresiva a medida que avanza el neoliberalismo, que se fortalece una nueva forma de capitalismo y el proceso de globalización, a medida que se nota que el campo de la comunicación se mueve por las modas académicas; y por último, a medida que se va pragmatizando el conocimiento. Todos estos elementos marcaron el resurgimiento de miradas críticas, o que se proponen como críticas, de las políticas centrales. Estos serían los estudios culturales y de la Economía Política de la Comunicación o también llamada Economía Política de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. (EPTIC).

En América Latina hubo siempre una relación entre comunicación y economía, y esta relación se da desde distintas perspectivas, como la desarrollista que postula a los medios de comunicación como una herramienta para el desarrollo. Pero también hay una etapa importante que se inicia en los ‘60 y se desarrolla fuertemente en los ‘70, la del pensamiento crítico, que se diluye, posteriormente, en función de las dictaduras en América Latina.

También hay una relación comunicación y cultura desde una mirada muy crítica, una mirada marxista, desde la denuncia. Pero la relación comunicación - economía ha estado siempre presente.

- ¿De qué se ocupa la Economía Política y cuál es su alcance?

- Se ocupa de analizar las formas económicas de la producción simbólica. Relaciones sociales, políticas, económicas y culturales que constituyen una trama en la cual se generan la producción, circulación y consumo de los bienes simbólicos.

Se propone como una perspectiva nueva, porque el contexto desde el cual se relaciona  comunicación y cultura ha cambiado con respecto a los años ‘70. El grado de concentración de los medios es distinto, el contexto de globalización también. Además, la alianza que existe entre el sector de la tecnología, los medios y la industria cultural exceden lo que los teóricos pensaban en la década del ‘70. 

También hay un intento de la Economía Política de la Comunicación de superar las limitaciones que dentro del campo de la comunicación tienen la Sociología y las Ciencias de la Comunicación, y la exclusión que se hace desde los análisis más tradicionales de la economía de estos bienes culturales.

- ¿Cuál es básicamente su tarea en el contexto en que está inserta?

- A partir de esta convergencia, sumándole el proyecto fuerte de la sociedad de la información, la economía  política se propone 3 tareas básicas:

Primero,  recuperar la discusión en relación a la propiedad de los medios de comunicación, recuperar la generación de políticas de comunicación democrática, no sólo a nivel nacional sino en el contexto internacional. Por eso trabaja mucho empíricamente respecto de cómo se constituye en cada lugar la propiedad de los medios de comunicación. Esa tarea implica también retrasar el diagnóstico respecto de la comunicación, los medios, la información, tecnología, etc. Recupera así un poco la denuncia.

Segundo, retomar el análisis de las industrias culturales y para eso lo que hace es tomar a los medios de comunicación como sistemas de producción, distribución, y consumo de bienes simbólicos, que son mercancías en el contexto y condiciones del capitalismo actual.

Y tercero, ligar como existió en su momento en esta etapa crítica en el campo de la comunicación de América Latina, la producción académica con las prácticas culturales y políticas, o sea recuperar el concepto de praxis.

Estas 3 tareas son muy bien expresadas por Guillermo Mastrini, teórico del campo de la comunicación, que trabaja esta línea y estuvo hace poco en Mendoza, acá en la facultad.

Incluso se trabaja de manera integrada con los teóricos de los distintos países latinoamericanos, de hecho se ha creado una “red” de Economía  Política  de la Comunicación.

- ¿Cómo cree que se da la concentración mediática en Argentina y qué consecuencias trae?

-En Argentina no hay ningún medio que funcione de manera independiente, que no sea vocero de uno u otro sector, y además que no tenga acciones en empresas de comunicación, de informática, o se ligue al desarrollo tecnológico, porque  tienen muy claro que la convergencia tecnológica actual es un aspecto central de esta nueva forma de capitalismo.

Esta concentración de medios aliada al sector de la nueva tecnología y la informática, tiene consecuencias sobre un factor fundamental que es la democratización de la información pública, porque en esta alianza pareciera que la información es una unidad abstracta cuantificable, una mercancía y no tiene más utilidad que para los fines económicos o políticos, ligados a intereses económicos. Esta es la principal consecuencia.

Hay en Europa un debate donde se pasa de la idea del derecho a la libertad de expresión a la del derecho a la información y donde incluso existen casos en los que cualquier profesional ligado a la comunicación, en cualquiera de sus dimensiones, o sea que trabaje con informaciones, especialmente públicas; tiene que haber pasado en su formación por materias que lo formen en la dimensión ética de este tema. Igual que otros profesionales, un médico, abogado, es decir, saber lo que implica el manejo de las informaciones.

-¿Cómo da respuesta a esto la investigación académica?

- En este sentido, en el marco de la Economía Política de la Comunicación, hay varios trabajos que abordan el resurgimiento de la forma marketinera o propagandística que ha adquirido la información. Desde mi perspectiva particular, en Mendoza tenemos el ejemplo de la institucionalización de una figura que es la del asesor de prensa que, en muchos casos, incluso en el peor caso (que es cuando trabajan con informaciones públicas), son los nuevos gatekeeper de la información pública, al igual que el que existe en los medios tradicionales.

Además de la intención de recuperar esa mirada crítica, y de volver  a incluir el elemento económico en el análisis de los procesos de comunicación, tiene el mérito de que hace un buen trabajo empírico que muchas veces es desdeñado en el campo de la comunicación, donde existe un ensayismo light, una adhesión constante a las modas académicas, pero donde también, a veces, el trabajo empírico es imposible de realizar por el propio presupuesto que se destina  a la investigación en comunicación.

- ¿Y esto es igual en todos los países del mundo?

- Falta presupuesto en la mayoría de los países de América Latina, aunque en Argentina es inferior. La investigación se desarrolla gracias al trabajo en “red”, desde donde se construye un mapa detallado del panorama de las comunicaciones y la producción cultural en el continente. Y este mapa termina siendo insoslayable para cualquiera que quiera pensar cualquier problema de comunicación en el contexto actual.

Y por otro lado recupera una perspectiva de trabajo teórico serio, profundo y sostenido donde se plantea a la investigación como un espacio de generación de conocimiento ligado a la praxis y no un producto ubicable en el mercado o con transferencia inmediata.

En Argentina pueden tomarse como referentes de esta corriente a Guillermo Mastrini y a Martín Becerra, este es un dato para quienes les interesa esta línea de trabajos.

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