La Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo fue escenario de un debate que propiciaron dos reconocidos intelectuales: Ernesto Laclau y Roberto Follari.
Por más de una hora, los intelectuales expusieron su visión acerca de la actualidad política de la región latinoamericana, poniendo en cuestión la connotación de barbarie que, para algunos analistas, representan los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y, un tanto menos radicalmente, los de Argentina, Brasil, Paraguay y Perú. En este sentido, y partiendo del presente político que vive la región, echaron luz sobre la dicotomía que para muchos encierra el concepto de Populismo: ¿Variante de construcción política demagógica y carismática? o ¿Alternativa para profundizar la democracia y ampliar la representación política?
La decana de la Facultad, Graciela Cousinet, junto al secretario de Extensión Universitaria de la UNCuyo, Fabio Erreguerena, acompañaron a los expositores en la mesa académica. El aula magna albergó a nutrida cantidad de personas, entre autoridades universitarias y provinciales, estudiantes, profesores y público en general.
Al igual que Cousinet, Erreguerena se mostró agradecido por la presencia de Laclau y de Follari para debatir “en un día tan especial como el de hoy –en referencia al aniversario del fallecimiento de Néstor Kirchner-, sobre el Populismo, un tema de tanta agenda en la actualidad”, subrayó el secretario.
La actividad –a la que se podía acceder en forma libre y gratuita- se realizó como parte del ciclo “La UNCuyo en el Debate Social” que impulsa la Secretaría de Extensión Universitaria del Rectorado.
El ensayista mendocino comenzó su exposición repasando los distintos aspectos despectivos que tiñen el concepto de Populismo, y coincidió “casi plenamente”, en definir como Laclau, que el Populismo es “una forma avanzada de la democracia”, en oposición al “Republicanismo Liberal”.
Definió como un elemento esencial del Populismo la irrupción de nuevos actores sociales, que cuestionan la ideología dominante a la que se considera “natural”. Con el surgimiento de estos nuevos actores toma relevancia el tema del liderazgo político, al que le asignó la función de “inclusión de los expulsados, de los que están fuera del sistema”.
Finalmente señaló que el poder político “no es todo el poder, es menos poder que otros poderes” (como el mediático o el económico), por lo que “es buena una cierta concentración de poder, porque en definitiva, permite que gobiernen los que votan”.
A su turno Laclau se encargó dejar en claro que el Populismo no tiene una ideología propia, es más bien “una forma de construcción de lo político a través de la cual los de abajo son interpelados ante el poder”. Agregó que el Populismo puede ser tanto de izquierda como de derecha, lo cual ejemplificó con las figuras de Mao Zedong y Musolini, respectivamente.
Explicó que las dos dimensiones que permitieron el surgimiento del Populismo son: la extensión horizontal de las demandas de base y la cristalización de los procesos de base alrededor de símbolos comunes que los unifican.
El surgimiento del Liberalismo en Europa y su contradicción con la democracia le permitió hacer un repaso histórico por las distintas realidades políticas de América Latina, las cuales desde principios del siglo XX -y casi hasta la actualidad- mostraban un claro “divorcio histórico entre la democracia nacional popular y liberalismo”.
“Hoy –prosiguió- tenemos una serie de regímenes nacional-populares en América Latina que respetan las formas liberales del Estado”, cuyas características particulares analizó en detalle.
Manifestó que el Populismo se enfrenta a otro polo: el Institucionalismo. “Institucionalismo y Populismo son dos polos de un continuo que finalmente se establece en un punto intermedio”. Y como los extremos son malos, “siempre es necesario establecer una combinación entre Institucionalismo y Populismo”, dijo.
Por último vaticinó que a diferencia de Europa “una democracia real en América Latina tiene que ser una democracia presidencialista fuerte, basada en la expansión de comunidades de base realmente autónomas, que garanticen a nivel local la democracia”.