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El siglo de la frivolidad política

La mayoría de los regímenes democráticos sufren la enfermedad de esta cultura mediática. Desde 1983, Argentina, al igual que otros países, abren la política a las pantallas. Las figuras políticas del siglo XXI eligen los medios en vez del Parlamento, para opinar sobre cuestiones fundamentales de Estado.

Ya no se trata de utilizar la TV para las campañas, ahora es  el espacio de decisión y tratamiento de cuestiones políticas y sociales. Los mandatarios prefieren el campo mediático. Así  lo define Umberto Eco en referencia a su país, en donde Berlusconi está instaurando una forma de gobierno inédita, distinta de la que sanciona nuestra constitución, y se trata, precisamente, del populismo mediático. Esto en relación al retiro de las tropas de Irak que después desmentiría ante EEUU.

La informalidad de la TV evita el golpe de oposición política y la permanencia de dichos en documentos públicos, evita el paso de ciertos temas claves por el sistema de decisión político tradicional.

Cada vez es más evidente el paso de la plaza a la platea. Las principales preocupaciones son cómo mostrar la acción política por la TV, de manera que adquiera el consenso del pueblo Este tipo de consenso es poco crítico y vacío de instancias de evaluación, no así el de la cúpula parlamentaria  que ejerce una suerte de control más rígido y validado en la información que no llega al público.

Es tal  la importancia que los mandatarios le dan a los consensos  mediáticos que, en algunos casos como el de De la Rúa, se llegó a creer en la caída del gobierno debido al uso de la imagen en un programa humorístico. Esta falta de juicio serio lleva pensar qué clase de política es la que se maneja en la actualidad.

Todo da la pauta de la frivolidad con que los Estados manejan cuestiones claves de gobierno. Llevando al ciudadano a no participar en lo político, sino a convertirse en usuario del sistema, conformado por el  medio y la  nueva forma de hacer política. Más que una crisis de representación, se asiste a la compra del estereotipo y no del representante .Como consecuencia, temas como la vida humana en el caso de soldados, o el bolsillo del usuario, pasan a engrosar esta lista de frivolidades políticas. Todo ayudado por el manejo de información  que causa una verdadera desinformación en el  pueblo. 

Verónica Zabala

jaquelinaz@yahoo.com.ar

Departamento de Sociedad y Movimientos Sociales

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