Finaliza el año académico, pero en la Ciudad Universitaria están dando el puntapié inicial a un ambicioso comienzo: si todo marcha como está planeado, en un lapso relativamente corto empezará a construirse el nuevo edificio del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (Ifibyne), un centro científico de máximo nivel.
Acordado hace casi exactamente un año entre la Universidad de Buenos Aires y el Conicet, ya hay un anteproyecto seleccionado entre 35 propuestas (los premios de ese concurso se entregaron ayer) y aprobado por la Sociedad Central de Arquitectos y la Facultad de Diseño y Urbanismo de la UBA.
Serán 7300 metros cuadrados distribuidos en planta baja y tres pisos, todo orientado hacia el río, que albergarán a alrededor de 250 investigadores, técnicos y becarios dedicados a investigar fundamentalmente en tres áreas: biología molecular, neurofisiología y neurociencias.
A los actuales integrantes del instituto -entre quienes se cuentan algunos de los nombres más destacados de la ciencia local-, se les sumará otro grupo de "estrellas" provenientes del Instituto de Investigaciones en Genética y Biología Molecular (el Ingebi), también del Conicet.
"Vamos a tener a la crème de la crème de la ciencia de Buenos Aires y eso va a atraer a mucha gente -cuenta su director, Osvaldo Uchitel-. Haremos un concurso internacional para investigadores que están fuera del país."
El nuevo Ifibyne incluirá laboratorios, oficinas, instalaciones para la creación de ratones transgénicos, microscopía de última generación, un espacio social y cultural, y confitería. También tendrá un área dedicada a la docencia de posgrado y a la formación de profesores de enseñanza media.
Los protagonistas se ufanan, de que el hecho de que se mantenga dentro de la Facultad de Ciencias Exactas le dará un sello distintivo. "La experiencia internacional muestra que los centros que tienen estrecho contacto con una universidad son los de más alto nivel", dice Uchitel.
Hoy por hoy, el Ifibyne está en crisis por falta de espacio. "Con 25 grupos de investigación, no tenemos dónde poner el equipamiento -asegura-. Pero con más lugar, más grupos y más gente joven, esperamos crear un caldo de cultivo para generar proyectos más ambiciosos, más audaces y de mayor envergadura."
Para los científicos, es algo así como cumplir el sueño de la casa propia. ¿Y la crisis internacional? Dice Uchitel: "Siempre cuento que en 2001, justo cuando De la Rúa salía de la Casa de Gobierno en su helicóptero, nosotros inaugurábamos un microscopio de última generación. Ya no me espanto de nada. Hay que seguir adelante".
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22 de noviembre de 2024