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"El viaje interior": el aporte de la EDIUNC a la muestra de Fidel Roig Matóns

La Editorial de la UNCUYO colaboró con toda la identidad visual de la exposición, inspirándose en el libro “Guanacache. Fidel Roig Matóns, pintor del desierto” reeditado hace dos años. Es una selección de 63 obras que podrá disfrutarse a partir del viernes 10 de diciembre, a las 20.30, en el Museo Carlos Alonso – Mansión Stoppel y en el Museo Cornelio Moyano.

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"El viaje interior": el aporte de la EDIUNC a la muestra de Fidel Roig Matóns

El viaje interior. Guanacache” es una selección de 63 obras, un paseo estético cargado de historias de los laguneros. En ella aparece retratada, desde un abordaje antropológico y una mirada humanista, parte de una cultura que, por muchas décadas, permaneció guardada en las arenas del Cuyum. 

Fidel Roig Matóns fue un pintor que se comprometió a través de su obra con la tierra que habitaba. Su gusto por retratar a la gente de campo y los paisajes es la esencia de su obra, que se visibiliza en esta exposición. Miradas, rostros, ambientes, costumbres retratadas por el artista llevan a recorrer la cultura, costumbres y cotidianeidad del pueblo mendocino.

La pintura lagunera del artista no es la simple búsqueda de expresiones de la naturaleza o la mera satisfacción estética. Va más allá y quiere aprehender, dentro de la naturaleza interpretada, nuevos valores humanos. La suerte del hombre americano, arrinconado en aquellas soledades, abandonado de todos los beneficios de la civilización, le inspiró el deseo ferviente de captarlo artísticamente, se señala en el libro «Guanacache, Fidel Roig Matóns, pintor del desierto» (Mendoza, EDIUNC, segunda edición, 2019)

De esta forma, Fidel Roig Matóns ocupará los pasillos y salas del Museo Carlos Alonso – Mansión Stoppel y del Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas Juan Cornelio Moyano, con la participación del Museo de Historia Natural de Lavalle. Esta muestra verá la luz el viernes 10 de diciembre, a las 20.30, llenando espacios de historias, cultura, arte y el rico patrimonio cultural de los mendocinos. 

El equipo de diseño y producción de la Editorial de la UNCUYO (EDIUNC) aportó tipografías, el color identidad del libro y las imágenes de obras y fotografías del artista, editadas y mejoradas, que se usaron en “Guanacache…”, para contribuir a la identidad visual de la muestra con el libro. También colaboró en la corrección de textos curatoriales para panelería, folletería y catálogo de la muestra. Además, en la Mansión Stoppel podrá visualizarse la serie de productos audiovisuales creados para la presentación del libro a finales de 2019. 

Asimismo, los ejemplares de la segunda edición del libro, que sintetiza la trayectoria de Fidel Roig Matóns y su paso por el desierto lavallino, podrán adquirirse en el Museo Carlos Alonso - Mansión Stoppel. A su vez, allí estará habilitado un código QR que, al ser escaneado, permitirá todas las formas de pago electrónico disponibles en Mercado Pago. Una vez acreditada la compra, el ejemplar podrá ser retirado en el mismo Museo. El precio será el mismo en todos los puntos de venta, incluyendo las librerías de Mendoza donde puede conseguirse. 
 

La trascendencia del artista

Músico y pintor, Fidel Roig Matóns nació en Girona, España, el 27 de mayo de 1885. Cursó estudios de música y pintura en la Academia de Bellas Artes de Barcelona y en el Politécnico de la misma ciudad, donde completó su formación en 1907. En 1908, llegó a Buenos Aires y ese mismo año se instaló en Mendoza, donde, en 1921, contrajo matrimonio con doña María Elisabet Simón. Se dedicó principalmente a la música de cámara, así como a la enseñanza. En 1922, fue uno de los fundadores de la Sociedad Orquestal de Mendoza, director del coro de Don Bosco, desde 1911 a 1925, y del coro del Centro Catalán.

Organizó en su domicilio la Academia Velázquez de música y pintura y dio conciertos de violín, entre otros, en la Sociedad Wagneriana de Buenos Aires. Fue integrante del cuarteto Fontova y en aquella época acompañó como violinista a Arturo Rubinstein en ocasión de una visita de éste a Buenos Aires.

En 1925, comenzó una nueva etapa de su vida, pues se entregó de lleno a las actividades plásticas. Fue profesor de dibujo del Colegio Nacional Agustín Álvarez y uno de los fundadores de la Academia Provincial de Bellas Artes. En 1930 y luego, en 1931, expuso por primera vez los frutos de su segunda vocación. Demostró allí su capacidad técnica a través del desnudo y el retrato. Acompañaron a estas expresiones paisajes aledaños de la ciudad y telas costumbristas, temática que siempre lo atrajo. En este último conjunto ya se perfilaban los dos grandes temas que habrían de absorberlo, la pintura folk y la de alta montaña.

En 1931, realizó su primera expedición a Guanacache y al año siguiente hizo su primer intento de pintar la montaña trasladándose a Uspallata.

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