Entendiendo a Mendoza como un sistema de ciudades, atentos a que las ciudades de un mismo territorio no se desarrollan aisladamente sino en relación unas con otras por redes de comunicación y de intercambio, un equipo de investigadores de la UNCuyo se decidió a elaborar un Atlas del Sistema Urbano de la provincia, que involucra tanto lo educativo y la cobertura de salud como así también los servicios financieros, culturales y de transporte, entre otros.
Su objetivo fue detectar cuál es el rol de las principales ciudades provinciales, sus complementariedades y sus competencias, en especial con la aglomeración mendocina, teniendo en cuenta que las ciudades tienden a constituir sistemas fuertemente interdependientes.
Un atlas es un conjunto de cartas temáticas que reproducen la realidad, son su imagen simplificada, una síntesis de la “imaginación geográfica” comunicada por medio de variables visuales, símbolos de distinta naturaleza cuya mayor comprensión depende del rigor científico aplicado. “Son lenguaje visual, que contribuyen al proceso de investigación tanto en la etapa del diseño como en la etapa de expresión de los resultados. Etimológicamente, las cartas significan tanto en latín como en griego ‘soporte’: efectivamente son uno de los soportes del discurso geográfico”, explica Mónica Cortellezzi, doctora en Geografía que lideró el equipo de investigación.
Según el estudio, en la provincia de Mendoza existen áreas metropolitanas que forman parte de un sistema de ciudades. “Concebimos que un área metropolitana es la zona de extensión de las relaciones cotidianas de una gran ciudad. Comprende una ciudad central y los distritos adyacentes o departamentos en el caso de Mendoza, cuya población activa es predominantemente no agrícola o donde el 15% de la población activa efectúa movimientos domicilio-trabajo hacia el centro”, detallan los investigadores.
A partir de este diagnóstico, Cortellezzi explica que estos procesos hacen que ya no se hable de ciudad sino de “lo urbano”, sustantivado. Y al mismo tiempo, que a lo suburbano haya que incorporar un nuevo eslabón de este sistema: lo periurbano, es decir, las antiguas áreas rurales que van desarrollándose e incorporándose a ese sistema de lo urbano.
Una cabeza grande en un cuerpo chico
“Mendoza ha demostrado su vocación de cabecera regional desde el momento mismo de su fundación, vocación que se mantiene en nuestro días como cuarta ciudad en el sistema de ciudades argentinas y como punto estratégico de apoyo en el Mercosur”, continúa el diagnóstico, que de esta manera divide el actual sistema urbano de la provincia en cuatro niveles o categorías según su peso demográfico, denominadas “unidades urbanas”:
- Metrópoli Regional: Gran Mendoza. Pasó de tener el 62,7% de la población provincial en 1991 al 66,8% en 2010.
- Centros Regionales Secundarios: Sur (San Rafael) y Este (San Martín), que agrupan entre el 8% y 6% del total poblacional provincial.
- Centros Principales: Alvear, Malargüe y Rivadavia, entre el 2 y el 1%, con porcentajes que vienen creciendo levemente.
- Centros Menores: Junín, San Carlos, La Paz y dos decenas de poblados pequeños. La comparación realizada por los investigadores siguiendo estos agrupamientos les permite inferir que no ha habido cambios en el peso relativo entre los distintos centros urbanos y que se mantiene el predominio y la atracción del Gran Mendoza –primer nivel de jerarquía-, “que crece en altura y hacia la periferia, englobando distritos vecinos en un proceso de peri urbanización”.
Cortellezzi aclara que en Mendoza se repite lo mismo que a nivel nacional: una cabeza muy grande con un cuerpo chiquito, la macrocefalia o cabeza de Goliath de la que hablaba Martínez Estrada en referencia a Buenos Aires y el resto del país.
El Atlas también detalla cómo se distribuyen los servicios de educación, salud, finanzas y transporte en estos cuatro niveles urbanos de la provincia.
En cuanto al educativo, pone el ejemplo del nivel terciario no universitario: 65% de los centros de estudio está en la metrópoli regional, 14% en los centros regionales, 11% en los centros principales y 10% en los centros menores. Entre los alumnos, el 54% habita en la metrópoli, 22% en los centros regionales, 13,5% en centros principales y 9,1% en los centros menores. Esto evidencia una disparidad entre el lugar donde viven los estudiantes y el sitio donde cursan, porque muchos están obligados a desplazarse de su lugar de residencia para formarse al terminar el secundario.
En salud, el ejemplo son los hospitales públicos: 46% están en la metrópoli. Y en cuanto al sistema financiero, la metrópoli concentra el 65,8% de los bancos.
Por último, en materia de transporte los investigadores advirtieron que hay una mayor concentración de servicios en sentido oeste-este más que norte-sur. Y que falta una red de transporte de circunvalación que vincule las áreas suburbanas y periurbanas.
En conclusión, Cortellezzi y su equipo comprueban que “la jerarquización de centros obtenida a partir del peso demográfico se ratifica”. Y que “la concentración de funciones y de población en la metrópoli genera un sistema de acentuada macrocefalia en relación con los otros centros urbanos del sistema. Esta situación tiende a acentuarse porque tanto desde lo demográfico como desde lo funcional la metrópoli regional muestra tendencias de crecimiento, tanto en el área central como en la corona suburbana y en la periurbana”.