Cristina Fernández firmó un convenio para abrir en el Polo Científico una filial del Icgeb, un instituto de primera línea en la investigación de la ingeniería genética y la biotecnología. El Icgeb tiene sedes en Trieste, Nueva Delhi y Ciudad del Cabo.
Argentina tendrá el primer laboratorio de investigación y capacitación en ingeniería genética y biotecnología del continente americano. La presidenta de la Nación, Cristina Fernández; el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, y Francisco Baralle, titular del International Centre for Genetic Engineering and Biotechnology (Icgeb), firmaron ayer, en Olivos, el acuerdo que pone la piedra fundamental para la creación de este centro de investigación.
El Icgeb es un instituto intergubernamental dependiente de Naciones Unidas, con sede central en la ciudad italiana de Trieste y laboratorios en Nueva Delhi (India) y Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Buenos Aires se transformará entonces en la cuarta filial en el mundo de ese importante centro. “Esperamos que esta nueva sede pueda inaugurarse hacia fines de 2010, como parte de los festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo”, sostuvo Barañao. Además, agregó que el laboratorio, cuyo presupuesto de construcción ronda los 800 mil euros, “será de las primeras actividades científicas que se pongan en marcha durante el lanzamiento del Polo Científico Tecnológico”.
De esta manera, la filial argentina del Icgeb ocupará un lugar junto al Ministerio de Ciencia y Tecnología, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, el Conicet y el Instituto Max Planck, en el predio que se construirá sobre los terrenos de las Ex Bodegas Giol, con un sesgo internacional y multidisciplinario.
Con la rúbrica del documento, Buenos Aires, Nueva Delhi (India), Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y Trieste (Italia) compartirán la producción de conocimiento en algunas de las disciplinas de mayor valor agregado de los últimos años. Así, bioseguridad (aplicada a los organismos genéticamente modificados), bioética y derechos de propiedad intelectual, entre otros tópicos, tendrán un lugar de privilegio en la cooperación científica entre estos países.
Por su parte, Francisco Baralle destacó que el mandato del Icgeb está relacionado con “la formación científica tanto de los países del primer mundo como de los países emergentes”. Por último, Barañao definió las diferentes secciones del instituto: “Tendrá una sección dedicada a la propiedad intelectual, un laboratorio de investigación para científicos del Icgeb residentes en Argentina y un centro de formación en biotecnología”.
El International Centre for Genetic Engineering and Biotechnology nació en 1983 –con la firma de un documento avalado por 26 países, durante un encuentro celebrado en Madrid–, como un organismo intergubernamental bajo la esfera de Naciones Unidas. Un año más tarde, los representantes de los países signatarios reunidos en Viena resolvieron que Trieste y Nueva Delhi serían las dos sedes del Icgeb y la ciudad italiana sería su sede central. En 2007, la tercera filial se estableció en Ciudad del Cabo. Hoy, Buenos Aires se suma a este selecto grupo como la tercera ciudad del Hemisferio Sur y la cuarta del mundo en ubicarse como centro referente en materia de ingeniería genética y biotecnología.