Los chicos que asisten a la Escuela de Verano de la UNCuyo protagonizaron, una vez más, el Gran Natatlón Solidario que este año recaudó 230 kilos de leche en polvo y 90 bolsas de pañales.
Se trató de la sexta edición de esta iniciativa de la secretaría de Bienestar Univertario, en la que nadaron, aproximadamente, 500 pequeños y adolescentes para colaborar con la tarea cotidiana del Banco de Alimentos de Mendoza. También lo hicieron las familias de los niños, profesores, deportistas y autoridades de la Universidad y del municipio de Capital.
Para cumplir con esta meta, cientos de niños de 3 a 12 años se apostaron temprano en la pileta del Club universitario. Desde el ingreso a la Escuela, los profesores entrenan a los pequeños, para estimular la participación en el Natatlón y lograr un mejor rendimiento.
Divididos en grupos por edades, los chicos nadaron 200 metros por cada kilo de leche o paquete de pañal donado. Podían completar esa distancia recorriendo tramos de 25, 50, 75 o 100 metros, mediante el sistema de posta.
Isabel Orrico, directora de Deportes Recreación y Turismo, fue la primera en nadar en el «andarivel de los funcionarios» y la siguió el vicerrector, Jorge Barón, junto con su familia. Ambos estaban muy contentos de participar de esta actividad que se realiza, cada año, con la intención de colaborar con quienes lo necesitan.
Acompañaron esta propuesta Pablo Espina, director de Deportes de la Municipalidad de la Capital, y Antonio Velazco, jefe del Departamento de Deportes de la misma institución.
Como novedad, el Natatlón se repitió el sábado 21, desde las 10, en la pileta del camping Manquehue de la UNCuyo, en el embalse El Carrizal. La actividad estuvo dirigida sólo a la comunidad de la Colonia de Verano.
Banco de Alimentos de Mendoza
Es una organización sin fines de lucro que contribuye a reducir el hambre, malnutrición y desperdicio de alimentos en el país, rescatando de manera trazable y segura, alimentos aptos para el consumo humano antes de que sean desechados, a fin de almacenarlos, clasificarlos y distribuirlos entre entidades de ayuda comunitaria: comedores, hogares de niños y de ancianos, centros comunitarios y de apoyo escolar, entre otros. De esta manera, se le da un valor social a aquellos alimentos que perdieron su valor comercial, evitando su desperdicio y haciendo que lleguen a las personas que más lo necesitan.
Actualmente integra la Red Argentina de Bancos de Alimentos, que posibilita el intercambio de productos cuando hay excedentes y potencia los esfuerzos individuales en beneficio de todos.