El decano de Ciencias Exactas, Jorge Aliaga, advirtió que la lógica de las facultades profesionalistas le resta recursos al desarrollo científico. También esbozó la posibilidad de escindir a su facultad de la UBA. El debate y la respuesta del rector.
La crisis presupuestaria que aqueja a la Universidad de Buenos Aires abrió una disputa sobre qué debe priorizar la casa de estudios: la formación de profesionales o la investigación científica. En concreto, ante la merma en los fondos esperados por la Facultad de Ciencias Exactas, el decano de esa institución, Jorge Aliaga, advirtió que “la lógica de las facultades profesionalistas le resta importancia al desarrollo científico académico” y planteó la posibilidad de “dividir en tres unidades académicas” a la facultad, o incluso escindir a Exactas de la UBA y “conformar una universidad nueva”. “No es absurdo pensar en la posibilidad de transformarnos en el instituto de investigación autónomo más grande del país”, dijo Aliaga a PáginaI12.
La idea fue considerada “descabellada” por otro decano de la UBA y también le respondió el rector Ruben Hallu: “La universidad (...) se enorgullece de poder dar respuesta a los que tienen interés por el cursado de carreras tradicionales como a los que acuden para cursar carreras de corte diferente, algunas en el cruce de disciplinas, como las de las tecnologías de alimentos y otras propias del desarrollo actual de los campos científicos” (ver aparte).
El conflicto por la pauta presupuestaria comenzó cuando en las últimas semanas se debatió en las comisiones del Consejo Superior el destino de un refuerzo para funcionamiento recién otorgado por el Gobierno, una partida de cinco millones de pesos. En lugar de distribuirse los fondos entre las distintas unidades académicas a través de una pauta basada en porcentajes tradicionales, “se impuso la lógica de las facultades profesionalistas que resta importancia al desarrollo científico académico”, agregó el decano, para quien el conflicto “no pasa por una cuestión de urgencias, sino de la lógica con la que se trabaja”.
En la discusión sostenida en el Consejo Superior primó la necesidad de que las facultades con matrícula estudiantil más amplia recibieran una porción mayor de los recursos. Así, se planteó una puja entre las facultades profesionalistas, como Ciencias Económicas, Medicina o Derecho, y las enfocadas en la investigación científica, como Ciencias Exactas. Desde la vuelta de la democracia, la matrícula de las carreras profesionalistas ha tendido a crecer más que la de las carreras científicas. “En la universidad nos ven como privilegiados, lujosos y caros. Claro que nuestras carreras son muy caras, porque llevan mucha carga horaria y horas de laboratorio”, explicó el decano de Exactas.
La pauta histórica para la distribución del presupuesto indicaba que a Exactas le correspondía el 15 por ciento de los fondos. Tras la discusión en comisiones, la asignación que quedó fue menos de la mitad: 7 por ciento. “El debate hacia dentro gira en torno de una visión de universidad sobre las carreras numerosas. Nosotros sostenemos que no es la única lógica, el problema es que no se distinguen los costos de las carreras experimentales de aquellas que no lo son –analiza Aliaga–. No es lo mismo formar un geólogo mostrándole la montaña a través de un video que llevarlo y ponerlo delante del objeto de estudio. No podemos formar científicos con tiza y pizarrón nada más. Cuando en el Consejo Superior planteé que existía una diferencia 20 veces superior en insumos a otras carreras, los técnicos de las facultades más numerosas me trataron de loco.”
¿Por qué habla de escindir la facultad? “Si dividimos nuestra facultad en tres unidades, como es el caso de la Universidad de Córdoba (donde hay facultades de Ciencias Exactas, de Matemáticas y Astronomía, y de Ciencias Químicas), tendríamos mayor representación en el Consejo Superior y obtendríamos una asignación presupuestaria diferente.” La otra opción sería “volver a conformarnos como un instituto de investigación autónomo”, como un instituto universitario aparte de la UBA.
Si bien fue esbozada sólo como una posibilidad, la idea de dividir la universidad ya cosechó rechazo. “La idea es descabellada. La tomamos como una protesta y no como una propuesta”, dijo el decano de Farmacia y Bioquímica, Alberto Boveris, ante la consulta de este diario. “El planteo se centra en sí mismo, sin ver a los costados. Farmacia y Bioquímica tiene tantos alumnos como Exactas y la misma cantidad de laboratorios. Pero el presupuesto es la mitad”, agregó. “Hace cincuenta años Exactas producía el 50 por ciento de investigación de la UBA, y hoy sólo el 30”, estimó Boveris para defender los cambios en la pauta presupuestaria. “Esta crisis se produce porque faltan fondos en toda la universidad. Exactas quiere mantener su capacidad de investigación y hay otras carreras que tienen mayor cantidad de estudiantes que quieren ampliar la que tienen, como Psicología.”
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22 de noviembre de 2024