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Escribe el lector: En defensa de una funcionaria

02 de febrero de 2009, 15:20.

He leído las declaraciones del ex vicegobernador de Mendoza y actual presidente de Consenso Federal, Dr. Juan Carlos Jaliff. Quiero expresar mi disconformidad respecto del tratamiento que da a la señora subsecretaria de Servicios Públicos, Patricia Martínez, a quien conozco -precisamente- por su marcada actitud ética.

Tal vez el doctor Jaliff haya actuado precipitadamente al acusar a la señora de “incompatibilidad ética”, pero yo -simple ciudadana de esta provincia- reconozco el accionar de la licenciada Martínez y lamento no haber denunciado a su tiempo la mala conducta -por decirlo de un modo que no signifique discriminación ni algo similar- de un miembro del radicalismo de entonces, que hubiera servido de antecedente para moderar la acusación.

Fue la licenciada Martínez quien se ocupó de la situación de un grupo de profesionales que habíamos sido estafados por un conocido profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo, entre los años 2000 y 2003, y para el que jamás hubo una sanción. Estoy hablando de 2.300 dólares más 120 euros. La primera cifra corresponde al monto total de una maestría, en tanto que la segunda se refiere al pago del título.

Desde el comienzo de su gestión -muy posterior a los años mencionados- como Secretaria de Posgrado de esa unidad académica, hasta que se retiró, no hizo más que esforzarse para que mi título de Master en Comunicación y Educación fuera una realidad. Es muy difícil lidiar cuando las instituciones se constituyen en grupos corporativos que defienden sus intereses personales.

Ella se ocupó personalmente del tema y, con la discreción que correspondía a su cargo, fue buscando las formas de alcanzar una conciliación en medio de tanto caos, evidente en el seno de dos instituciones: la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y la Universidad Autónoma de Barcelona.

Desconozco lo sucedido en la provincia respecto del decreto 2.885, pero deseo que la situación se aclare por cuanto estas cuestiones políticas, que desgastan tanto a ciudadanos como a los mismos políticos, no deben manchar el buen nombre de tan digna persona y excelente profesional.

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