La medida del desarrollo científico es -en la mayoría de los casos- la medida de un país. Pero en los hechos de la vida cotidiana, la ciencia tiene sus propias realidades y mitos, creídos o no por una población con crecientes demandas de socialización de sus resultados.
¿Qué soluciones busca la ciencia?
Las soluciones que piden los que pagan la investigación.
Por ello muchos temas de vinculación del sistema científico con sus mecenas no responden a las demandas de una sociedad en cambio constante y con nuevos paradigmas y necesidades insatisfechas.
Pero el ciudadano común y corriente aporta para la investigación y debe recibir sus frutos, acompañados de un desarrollo creciente de la tecnología para implementar su aplicación.
La ciencia argentina investiga y la tecnología para aplicarla en la población sigue siendo extranjera.
Este proceso evolutivo argentino, si bien lo asumimos como parte de la realidad, no es de nuestro agrado y deseamos que se modifique.
El Estado nacional debe tener una política científica que vuelque a la sociedad todos los avances logrados en la investigación. En la Argentina especialmente, que aún no ha salido del tercer mundo tecnológico, industrial y científico.
Debemos exigir a nuestros gobernantes que el sistema científico sea multidisciplinario, participativo y que se visualice a corto plazo un horizonte de industrialización y desarrollo tecnológico para aplicar con eficiencia y sin alto costo de importación, los resultados de la ciencia argentina. Para ello hay que corregir los errores que hasta hoy se cometen.
Mientras se discute qué revista extranjera da mejor puntaje para el ascenso de los investigadores, los sistemas de salud nacionales enfrentan problemas sin solución.
Mientras la cultura científica se reestructura en función de la búsqueda de subsidios según el espíritu de la Ley de Innovación Tecnológica que nos rige como sistema, no resolvemos aún la producción de fármacos y vacunas nacionales.
Mientras el Conicet se reestructura formalmente una y otra vez, mirándose el ombligo, para realimentar la cultura de las élites ilustradas, el Personal de Apoyo no es escuchado y adolece de falta de participación.
No tenemos paritarias que nos permitan discutir los temas candentes.
No tenemos participación democrática en las decisiones que nos afectan.
No hay inclusión de los Becarios en el sistema laboral
Si bien un grupo nutrido de Investigadores del Conicet comprende esas diferencias y no está de acuerdo con ellas, la cúpula de este organismo hace oídos sordos a los reclamos que venimos realizando hace más de dos años, con numerosas manifestaciones a nivel nacional.
No solamente nos planteamos nuestra situación interna, sino también la respuesta concreta que estamos en condiciones de brindar a la sociedad que nos demanda, como empleados públicos que somos.
* Silvia Diana Brengio, DNI 6.368.193. Roberto Sosa, DNI 13.184.719
La UNCUYO fue sede del Foro Energético Nacional
22 de noviembre de 2024