El anteproyecto de la obra fue ganado por concurso por los arquitectos Agustina Marín, Gabriel Amato, Guillermo Giménez y Fernando Marín. Su trabajo tuvo en cuenta, entre otros aspectos, las visuales urbanas, como es claro ejemplo de ello el portal que enmarcará la cúpula de la Catedral de San Rafael, poniendo en valor el paisaje cultural propio de la localidad.
El núcleo edilicio propuesto integra eficazmente a la Universidad con la comunidad y hace de ella una extensión en la cual se refleja. Aporta a la ciudad un gran portal hacia el saber, materializado en un espacio cubierto de triple altura que funciona como ingreso al corazón de manzana donde se desarrollarán las actividades propias de la institución con una clara referencia al ágora griega. El proyecto se articula en un patio central con un pequeño teatro abierto que promueve y estimula las actividades culturales. Crea también un espacio verde en el centro del complejo haciendo un aporte importante en materia de ecología para hacer positivo el impacto que pueda tener en la ciudad. Se ha rescatado parte de lo que fue alguna vez una bodega, refuncionalizando sus piletas para distintas actividades de la facultad y se zonifica claramente al formular el viejo edificio del Colegio Nacional como cuerpo de gobierno de la Sede Sur de la UNCuyo.