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"Estamos satisfechos con este primer año"

12 de diciembre de 2008, 17:05.

El ministro de Ciencia hizo su balance.

A lo largo de una exposición de más de una hora y de una entrevista personal, el doctor Lino Barañao trazó ayer un minucioso informe del primer año de su gestión al frente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación productiva.

"Estamos más que satisfechos con este año de gestión, que significó un doble desafío -dijo-: por un lado, armar un ministerio y, por otro, continuar con lo que estaba en marcha en la Secretaría [de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, su antecesora]. Creo que de aquí en más podremos hablar de ciencia y tecnología como política de Estado."

En la columna del haber mencionó, entre otros, el aumento de investigadores y becarios [se incorporaron 1500 al Conicet], y el del estipendio que reciben ("está en su máximo histórico de casi mil dólares", afirmó), lo que puede evitar un cuello de botella que obstaculizaría el avance hacia una economía del conocimiento.

Otros saldos positivos de 2008 fueron el ordenamiento institucional del Ministerio; la ley Raíces, para la vinculación y el retorno de investigadores argentinos residentes en el exterior; el nuevo centro científico en las ex bodegas Giol, cuya construcción se iniciaría en abril; el plan de infraestructura edilicia, para el que ya hay 15 proyectos preseleccionados; el de modernización de equipamiento, que incluye la inversión de 45 millones de dólares en la compra de equipo pesado.
Los desafíos

El presupuesto previsto para el año próximo es de 1.765.230.663 pesos. El área contará, además, con financiamiento externo por 155 millones de dólares para el próximo trienio (hasta 2012).

Aunque el país invierte algo menos del 0,5% de su PBI en la actividad científica (y los organismos internacionales recomiendan llegar al 1%), Barañao consideró que, hasta que el país no cuente con un aparato científico y productivo diferente, este nivel de inversión del Estado se acerca bastante a la cuota que le corresponde.

"Existe una idea teñida de realismo mágico de que una vez que uno alcanza al 1% [de inversión en ciencia] automáticamente se transforma en un país desarrollado. Nosotros tenemos una visión un poquito más científica, ya que esto, a su vez, depende de la estructura productiva de un país -explicó-. Hay estudios que muestran que, si la matriz productiva de los Estados Unidos estuviera ligada solamente a los recursos naturales, su inversión en investigación y desarrollo sería equivalente a la de Chile. Tenemos que formular con precisión las metas en función de objetivos evaluables, porque invertir más en ciencia implica sacar los recursos de otro lado. Nuestro presupuesto actual es el que podemos ejecutar el año próximo."

Entre las asignaturas pendientes figuran agilizar el proceso de transferencia de conocimiento al ámbito productivo, para lo que el año próximo se lanzará un programa de "gestores tecnológicos" con la misión de generar nuevas empresas basadas en desarrollos producidos en el sector público.

Con respecto a la crisis internacional, afirmó: "Creo que es una oportunidad. En la medida en que el tren de los países desarrollados se detenga, aumenta nuestra posibilidad de subirnos, siempre y cuando continuemos corriendo". Y agregó: "La decisión de priorizar la ciencia y la tecnología tendrá un impacto positivo e inmediato. Ese es el desafío y estamos confiados en que vamos a lograrlo".

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