Hacer experimentos de física y trabajar en laboratorios de avanzada es una experiencia que define vocaciones y orienta las carreras profesionales en Ciencia y Tecnología. Con esta premisa, desde hace más de 20 años el Instituto Balseiro impulsa anualmente en febrero su programa “Becas de Verano”, de cuatro semanas de duración.
En esta edición participaron 19 jóvenes de 13 provincias argentinas, de Chile y Ecuador, quienes visitaron los laboratorios y desarrollaron proyectos junto a profesionales y docentes del Centro Atómico Bariloche (CAB) y del Instituto de la Casa de Estudios. Se puede ver un video resumen en este link.
Se trató de estudiantes de universidades públicas de la ciudad y provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Santiago del Estero, Misiones, Tucumán, San Luis, Córdoba, La Rioja, Chubut, Mendoza, Catamarca y Tierra del Fuego; y también de Concepción (Chile) y Urcuquí (Ecuador).
En cuanto a sus carreras y áreas de estudio de los participantes, son ampliamente variadas: Física, Química, Bioquímica, e Ingenierías: Mecánica, Mecatrónica, Electrónica, Aeroespacial, en Telecomunicaciones y Ambiental.
“La idea del programa de verano en el Balseiro es acercar las facilidades experimentales que tenemos en el CAB a estudiantes de todo el país y del exterior. Esto genera lazos que perduran en el tiempo. Muchos de ellos vuelven para hacer maestrías o doctorados, o terminan trabajando y colaborando en proyectos conjuntos con el Balseiro”, destacó Pierre Arneodo, docente del Balseiro e integrante de la comisión organizadora de la iniciativa que encara la secretaría de Vinculación del Balseiro. Las becas son financiadas por la CNEA y este año se contó con el apoyo de la Fundación YPF.
Experiencias en primera persona
Alexandra Domínguez, estudiante de Ingeniería Mecatrónica en la Universidad Nacional de Chilecito, La Rioja, participó durante su beca de verano en el laboratorio de Robótica del proyecto de reactor nuclear CAREM. “Estamos haciendo una celda automatizada para intercambio de herramientas del brazo robótico que realiza las tareas de mantenimiento del reactor”, contó.
“La robótica tiene mucho que ver con mi carrera y estar en un laboratorio así es como estar en Disney”, aseguró la joven. Y destacó también lo mucho que aprendió y el buen clima de trabajo en este proyecto, dirigido por Lautaro Acha. “Les recomiendo a quienes están interesados en venir al Balseiro que se anoten en esta beca. No sólo es para quienes se dedican a la Física. Acá hay muchas otras cosas interesantes para hacer”, expresó.
Por su parte, Alexis Caratozzolo, estudiante de Ingeniería Aeronáutica y Aeroespacial en la UTN Haedo, trabajó en el laboratorio de Termohidráulica, dirigido por Oscar Nalín. “Trabajamos en la caracterización de flujos hidráulicos en combustibles nucleares”, comentó. “investigamos qué le pasa al agua que refrigera a los combustibles nucleares, y cómo extraer más energía de ellos en forma segura”, explicó.
Haciendo un balance, “Tanto desde lo profesional como desde lo humano estar en el Balseiro es una experiencia increíble. Acá hay laboratorios de avanzada y profesionales altamente capacitados. Tenemos la posibilidad de ir recorriéndolos y conociendo diferentes ramas de investigación. Y también es muy lindo poder compartir experiencias, proyectos y tiempo con los profesionales, los estudiantes de grado y posgrado, y con otros integrantes de la beca. A quienes estén pensando en anotarse a esta beca les digo que no lo duden”, señaló.
En tanto que, José Huenchual, licenciado en Física por la Universidad de Concepción en Chile, durante su estadía, decidió participar en el laboratorio de Ciencia de los Materiales en un proyecto dirigido por Laura Baqué. Se trata de la caracterización de celdas de combustible de óxido sólido. “Elegí esta propuesta porque me interesaba el área de microscopía y las técnicas de caracterización que tienen aquí disponibles. Consiste en sintetizar distintos electrolitos; usarlos con reactivos de distinta pureza e identificar cómo ésta afecta al rendimiento final de las celdas de combustible”, relató. Y agregó: “La idea es encontrar materiales más económicos para que (las celdas de combustible) sean más accesibles en un futuro”.
El joven físico destacó la buena organización y la hospitalidad del equipo del Balseiro, así como la posibilidad de recorrer los distintos laboratorios y conocer diferentes proyectos de investigación. “Creo que es una oportunidad excelente para conocer grupos de investigación en temas interesantes, acceder al equipamiento y armar nuevas redes de contacto”, aseguró.
Más allá de la investigación
Cada año se postulan a las Becas de Verano alrededor de 200 estudiantes de ciencias, ingenierías y carreras afines. Se seleccionan unos 20 en base a sus antecedentes académicos y a sus méritos en general. Las becas cubren los gastos de alojamiento, un per diem y el transporte terrestre dentro de Argentina.
Si bien el trabajo de investigación en los laboratorios es el corazón de este programa, la experiencia no se agota allí, dado que durante la estadía a su vez se realizan visitas a instituciones y empresas de base tecnológica como el Instituto de Tecnologías Nucleares para la Salud (Intecnus) e INVAP. Y también caminatas y excursiones a lugares de interés turístico como el Cerro Campanario.
El último día de la estancia se hizo un almuerzo de cierre en el quincho del CAB, en “Playa Bonita”, a orillas del lago Nahuel Huapi, uno de los lugares más bellos de Bariloche. Ese mismo día, por la mañana, los becarios presentaron los proyectos en los que trabajaron en una sesión de posters junto a sus compañeros y el resto de la comunidad académica.
Para más información acerca del programa se puede ingresar a la página de web del Instituto Balseiro y buscar “Becas de Verano”. La convocatoria se ofrece en octubre de cada año y concreta en febrero del año siguiente.