Arquitectos, artistas, escenógrafos, profesionales relacionados con la higiene y la seguridad, médicos y público en general asistieron a la conferencia denominada “Iluminación Cronobiológica Salud Pública - Medio Ambiente” que se ofreció en la Universidad.
La propuesta dio inicio al ciclo “Charlas con luz propia” de la diplomatura de Posgrado en Iluminación y Acústica Arquitectónica de la facultad de Ingeniería de la UNCuyo, y estuvo a cargo de Luis Deschères, ingeniero y profesor de la cátedra de Iluminación y Color de la carrera de especialización en Higiene y Seguridad en el Trabajo, que se dicta en la facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
La presentación giró alrededor de los tres efectos que tiene la luz en el ser humano: visual, biológico y emocional (los dos últimos descubiertos hace poco), con una importancia vital en el diseño de la iluminación interior y, por ende, en la arquitectura. Pues, como expresó Deschères “hay que tomar conocimiento de que tenemos un reloj biológico que se sincroniza con la luz, entonces, si esa luz no es la adecuada, el sincronismo de nuestro reloj biológico se desfasa y nuestro organismo empieza a tener problemas”.
“Por ejemplo –agregó el ingeniero que orienta a diversas empresas productoras de iluminación doméstica y de alumbrado vial- una luz fría y blanca, al atardecer y a la noche, hace que la hormona que se llama melatonina (encargada del sueño) baje en nuestra sangre, cuando en ese momento tiene que subir. Esa luz, sumada a la de las pantallas, provoca problemas en el sueño”.
Asimismo, el también miembro y consultor permanente de la Asociación Argentina de Luminotecnia (AADL), destacó la necesidad de utilizar otro tipo de luces durante el día, de importancia para la iluminación de lugares como hospitales, geriátricos y escuelas; “donde se demostró que el uso de una luz fría produce una mejora en la secreción de cortisol, que es lo que mantiene despierto y alerta. Es decir, que debe procurarse que esa persona mantenga su ritmo circadiano, o reloj interno que regula sus efectos biológicos”, subrayó Deschères.
Durante la jornada también se trató el impacto que tiene la luz sobre el medio ambiente y la salud pública, “teniendo en cuenta que desde hace aproximadamente unos 50 o 60 años se está generando una importante contaminación luminosa en las grandes ciudades”, explicó el experto. Según el docente de la UBA, ello provoca efectos no sólo sobre las personas sino que además ataca a la fauna, pues las excesivas luces en el cielo hacen que aves, tortugas, pájaros y peces se desorienten y no se conoce qué efectos puede tener esto en el largo plazo. “Puede ser que algunos sobrevivan, pero no estamos seguros de qué va a pasar en el futuro si no controlamos esa contaminación luminosa del cielo”, cerró el académico.
Sobre el experto
La labor de investigación de Luis Deschères se enfoca en la percepción y ergonomía en la captación de la luz artificial, y en la actualidad es uno de los impulsores de dicha disciplina e investigación, no solo en espacios académicos y de producción de iluminación artificial, sino en ámbitos médicos.
También ofrece charlas magistrales en centros de atención médica como el Hospital Fernández de Buenos Aires y otros centros de salud. En los encuentros profundiza, desde el punto de vista biológico, los alcances y efectos de una mala iluminación y la alta exposición a ciertos medios en los que nos vemos inmersos en nuestra cotidianeidad.