“Del instrumentalismo a la transformación profunda en las aulas universitarias” se llamó la exposición que protagonizó en la comunidad de la facultad de Derecho Eduardo Escalante Gómez, consultor internacional en temas de educación universitaria y tecnologías de la información.
Derecho atraviesa la primera fase del proceso de modificación del plan de estudios de la carrera de Abogacía (vigente desde 1993) y para sumar voces expertas en el tema convocó al especialista internacional, de gran trayectoria en gestión educativa y en teorías curriculares.
En el aula Magna de esa Unidad Académica se concretó su charla, que comenzó minutos después de ser presentado brevemente por el decano Ismael Farrando. “Eduardo es reconocido en Mendoza, sobre todo por su producción en temas de docencia universitaria. Su formación y experiencia nos servirá de base para discutir y pensar este proceso de actualización de nuestro plan de estudios”, explicó la máxima autoridad de la Facultad.
Dedicado en la actualidad a crear cursos virtuales para la plataforma internacional UDEMY, Escalante asegura que “no hay que tener miedo a aprender” pero también reconoce que “hoy en día el estudiante abandona el aula cuando el profesor está diciendo lo que está en un libro escrito o lo que puede encontrar en Google”. Sus capacitaciones a distancia se han convertido en una guía para aprender desde a redactar un ensayo académico hasta para abordar la estadística inferencial.
“Lo que voy a exponer tiene una cuota de novedad, no está escrito, y es muy posible que publique un paper con esta presentación” adelantó el educador, para quien el gran tema de la educación universitaria pasa por el “cambiar un estado de ánimo: disponer a alguien que no sabe en una actitud que quiera saber, interesarlo, involucrarlo, provocar el enganche, lograr su empatía”.
En ese contexto, el docente tiene delante un estudiante que pertenece a una generación pragmática (signada por el uso de las redes sociales), que quiere aprender rápido y fácil porque que quiere gastar poco tiempo en su aprendizaje.
“El dilema de la nueva generación es que quiere identidad y cree que la va a alcanzar teniendo herramientas. Las universidades ofrecen un modelo de competencias (a eso se remite el autor en su título “Del instrumentalismo...”). Este modelo trata de estandarizar el comportamiento del alumno y sirve para abordar sólo lo que se conoce, pero no sirve ni para la incertidumbre ni para la complejidad que caracterizan al mundo de hoy” afirmó el especialista.
Frente a ese escenario las estrategias de formación tienen que apuntar a cuatro ámbitos para que el alumno maneje: lo conocido, lo por conocer (lo que está siendo pero aún no es), lo complejo (la solución pero sin la racionalidad que justifique porqué la logramos) y lo caótico (no se tiene la certidumbre de cómo abordar el tema).
Para quienes conocen al especialista no es una novedad su preferencia por los “mapas mentales”, estructuras que se utilizan para representar ideas, palabras, dibujos, etc. En esta ocasión, Escalante presentó dos mapas.
Uno para entender al alumno que llega a la Universidad, una persona carente de taxonomía, es decir de una categorización del pensamiento que sea válida científicamente. “El gran problema de una persona que no es experta en un campo del conocimiento (como es el estudiante al inicio de sus estudios) es que no tiene sistemas de clasificación conceptual” afirmó.
Como parte de esa lógica, abogó por una dinámica del aula que contemple la noción de desterritorialización: “al estudiante hay que moverle el piso, quitarle el centro de gravedad, despojarlo de ese lugar de saber, un lugar que aún no se merece”.
El otro mapa sirvió para hablar del plan estudios, tema que abordó desde tres autores diferentes, rescatando aportes de la teoría de la complejidad y de los conceptos de gravedad semántica (el concepto desde un ejemplo concreto, el entendimiento aplicado) y densidad semántica (el concepto es exclusivamente abstracto, la profundidad de la abstracción). “En todo momento que estoy explicando, estoy intelectualmente resolviendo una tensión en mi cerebro. La construcción intelectual que uno hace de cualquier disciplina que se enseña en la Universidad tiene esos dos componentes” sostuvo Ecalante.
Asimismo para el académico el gran tema de un plan de estudios es primero el alumno y segundo la construcción de su identidad. “La identidad que construye la Universidad del alumno es la de un intelectual, alguien culto, no funcional”.
En esa línea, señaló que lo primero de una buena relación con los estudiantes pasa por introducirlos en el mundo de la extrañeza. “El docente tiene que practicar el ejercicio de la extrañeza, la rareza, lo distinto, la novedad, y no perder su autoridad moral desde el punto de vista del conocimiento por apelar a la improvisación”.
Todo plan de estudios requiere estos actores sociales y resolver dos elementos que corren en paralelo con el componente empírico: la ontología (cómo el pensamiento piensa la realidad) y la epistemología (teoría del conocimiento respaldada). Lo empírico tiene que ver con la historia, con el contexto.
Casi sobre el final, el educador planteó la pregunta: ¿desarrollo educativo o transformación educativa? Por eso remarcó que si la estrategia de actualización del plan de estudios consiste en ordenar lo dado (colocar una materia antes o después, juntas dos o tres materias) los que tienen la palabra son los egresados; ellos dirán si lo enseñado funciona en la realidad.
Pero, además de contemplar lo dado, todo plan de estudios debe preparar al estudiante para la incertidumbre -corresponde a una ontología abierta-, para que el egresado tenga herramientas para abordar un problema que todavía no existe.
“En las sociedades latinoamericanas este problema se ha resuelto con una tremenda estafa: perfeccionamiento continuo y nos meten en el aula todo el tiempo-dijo el académico y agregó-, pero en la medida en que tengo que hacer un posgrado, es porque hay cosas que no quedaron resueltas en el grado”.
En ese sentido aseguró que para alcanzar la transformación educativa necesaria del plan de estudios, antes de pasar a las materias, hay que cambiar el estado de ánimo del alumno y del docente. “Cambiar a los dos actores del acto intelectual: el que va a aprender y el que va a enseñar, a partir de una dialéctica empática, novedosa, basada en la extrañeza y que tenga estados de ánimos de autoridad moral”.
Finalmente Escalante concluyó que cada docente es una unidad, una singularidad. "No me gustan los pedagogicismos. La pedagogía es un acto individual, un acto de identidad propia y cada uno tiene que engendrar su propia pedagogía. Pero el problema de las universidades es que han transformado la relación del aula universitaria en una receta, en una norma ISO” sentenció.
Antes del debate, el secretario Académico de Derecho, Hugo Duch, informó las novedades del proceso de actualización del plan de estudios de la carrera de Abogacía, que se mantiene sin modificaciones desde 1991.
La iniciativa empezó a concretarse hace unos días, y en esta tercera reunión el funcionario expuso con el claustro de egresados y el de personal de apoyo académico la finalidad y las diferentes fases del proceso de innovación, que actualmente se encuentra en el primero de seis puntos (construir fundamentos para generar debate).
Asimismo Duch recordó que esta actualización del Plan conlleva una decisión institucional producto de “un momento histórico donde todos los claustros están consustanciados con la tarea”.