La científica argentina Inés Samengo recibió el prestigioso premio a la investigación Georg Forster, de la Fundación Alexander von Humboldt. El galardón se otorga a investigadores de países en desarrollo como reconocimiento a su trayectoria académica, y ofrece la posibilidad de pasar un año en Alemania trabajando en un proyecto de investigación con colaboradores de ambos países.
El premio lleva ese nombre en honor al etnólogo alemán Georg Forster y es financiado por el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania. La decisión del jurado es tomada a partir de nominaciones de candidatos que presentan académicos alemanes.
En relación a la trascendencia del reconocimiento, Samengo explicó: “El premio permite que mi grupo de investigación establezca colaboraciones con grupos alemanes. Pasar un período en el exterior viene bien para discutir nuestros resultados con colegas que tienen perspectivas distintas, y más importante aún, para explorar ideas nuevas”.
Inés Samengo es egresada, docente e investigadora del Instituto Balseiro (IB). Actualmente, dirige el Departamento de Física Médica del Centro Atómico Bariloche, donde es investigadora del CONICET. De su formación en el IB, Samengo destacó que fue algo central en su carrera. “Si bien ahora trabajo en neurociencia, lo hago desde la perspectiva de las ciencias duras. También es central para mí la carrera docente y la formación de recursos humanos, a lo que hoy dedico buena parte de mi tiempo”, señaló.
La doctora en Física inició su carrera en temáticas de física cuántica, y luego cambió de especialización, realizando tres postdoctorados (uno en Italia, otro en Argentina y el tercero en Alemania), enfocándose en la descripción matemática del funcionamiento del sistema nervioso.
La investigadora recordó sus inicios y la influencia que le generó en su trabajo actual. “Cuando ingresé estaba muy asustada. Pero en la medida en que me fui planteando metas realizables, pude llegar a sentirme como un pez en el agua. Ahora, como docente, me gusta acompañar a los estudiantes en este proceso, tanto en el contenido de las materias como en generar autoconfianza. También, dirigir tesis de maestría y doctorado me permite formar equipos de trabajo, lo cual es muy gratificante, porque el aprendizaje se vuelve una experiencia colectiva”, destacó.
En 2004 regresó al país para incorporarse como investigadora del CONICET, y se dedicó a estudiar cómo las redes neuronales de diversas especies animales representan la información sensorial, principalmente en la visión y audición. Con el correr de los años fue armando una red de colaboradores, y en 2017 participó activamente de la creación del Departamento de Física Médica.
Psicología, Computación y Física
Al comienzo de su carrera, Samengo se enfocó en entender cómo se comportan los electrones cuando inciden sobre partículas cargadas. “Paralelamente, también me interesé en otras temáticas, como la neurociencia computacional. En esta disciplina, el objetivo es entender el código a través del cual el sistema nervioso representa información, para lo cual hacen falta técnicas matemáticas, biológicas, psicológicas e ingenieriles sofisticadas”, describió la docente e investigadora.
En su grupo, se intenta describir los procesos psicológicos desde el punto de vista algorítmico: cuáles son los cómputos cerebrales que subyacen a los procesos mentales, incluyendo la experiencia subjetiva, como ser, las sensaciones experimentadas al percibir los colores. “En Alemania me gustaría continuar con esta línea de investigación, extendiéndola al sentido del tacto. Además, intentaremos describir matemáticamente la forma en que extraemos conclusiones de cómo funciona el mundo, a partir de la observación de unos pocos ejemplos”, contó Samengo.
Pero más allá de estos planes, la investigadora destacó que también es importante dejar la puerta abierta para imprevistos. “Uno de los mejores momentos es cuando un experimento o un desarrollo teórico nos muestra que la naturaleza no se comporta como creíamos, y entonces hay que cambiar de rumbo. Ahí es cuando aprendemos algo nuevo”, sostuvo la física.
“Me gusta la transición entre el momento en que une no entiende cómo funciona algo, lo piensa un poco, desarrolla una intuición al respecto y luego intenta transformar esa intuición en una descripción rigurosa, ya sea a través de experimentos o de desarrollos teóricos. A veces llegamos a la conclusión que la pregunta estaba mal formulada, o que la intuición era errada”, observó.
“Entonces hay que volver a intentarlo. Curiosamente, muchas veces, uno encuentra la pregunta que estaba buscando en el mismo momento en que encuentra la respuesta. Esto es diferente de lo que ocurre cuando somos estudiantes. Durante las carreras de grado, los docentes plantean preguntas, y los alumnos las responden. Cuando hacemos investigación, encontrar la pregunta adecuada es tan importante, como ser capaz de responderla”, aseguró.