La comunidad de la UNCuyo recordó la Reforma de 1918 en el Salón de Grado, ubicado en la facultad de Ciencias Económicas. En ese ámbito el rector Daniel Pizzi puso en valor el acto de “hacer memoria” para reflexionar y repasar los hechos más significativos. Se enfocó en la lucha de los jóvenes y los principios fundamentales para la historia de las universidades: autonomía, cogobierno, extensión, periodicidad de las cátedras y concursos de oposición.
Mencionó que desde el punto de vista personal e intelectual cada vez hay mayor madurez en valorizar el conocimiento como aporte fundamental para la resolución de los problemas complejos y reales que tiene la sociedad. En consonancia con ello dijo que la universidad forma parte del ministerio de Educación y del Gobierno Nacional, y que por lo tanto tiene que tener la voluntad política suficiente para consolidar una vocación: “Formamos parte del gobierno del conocimiento. Sobre nuestras espaldas se carga la mochila de un gran peso que significa gobernar la creación, la gestión y la aplicación del conocimiento en medio de la comunidad donde vivimos, actuamos y nos realizamos”, expresó.
Por último manifestó: “Estamos acá para reforzar un periodo de tiempo y para tomar conciencia de que hoy la oportunidad que tenemos como argentinos, en estos cambios y en estos procesos democráticos, es involucrarnos de lleno con nuestra participación personal e institucional si queremos introducirnos en un camino de reforma que nos permita irradiar luz en el medio de la comunidad con la cual actuamos”.
Omar Arancibia por su parte, dijo que la Reforma fue la lucha de jóvenes que imaginaron un futuro mejor sin ningún tipo de contaminación y la expresión de una sociedad que había cambiado profundamente. Se remontó a los orígenes de este suceso y resaltó que la Universidad de Córdoba tenía una tradición y un origen vinculado con lo clerical y con las costumbres que venían de la vieja España. “Esto funcionó más o menos bien mientras teníamos aquella sociedad de la colonia pero, luego de la inmigración el país se llenó de anarquistas, socialistas y liberales demócratas. Gente que veía en la educación de sus hijos la manifestación del progreso. Y esos hijos llegaron a la universidad y lucharon contra las manifestaciones más evidentes de la antigua sociedad. Pidieron la periodicidad de las cátedras porque se heredaban, los concursos porque se necesitaba capacidad, la cátedra paralela para que hubiese más de una idea y la periodicidad para que la gente no se aburguesara”.
El profesor de Artes y Diseño resaltó que los chicos vislumbraban una universidad como una herramienta para mejorar la sociedad, razón por la que demandaron la representación estudiantil basada en el principio de la capacidad jurídica. Señaló también a la autonomía universitaria como otro concepto que se asentó con la Reforma del ´18. “Si no está hermanada con la extensión, la comunicación con la sociedad, con el imaginar soluciones para la región donde está inserta, la autonomía por sí misma parece un privilegio de una elite iluminada, nada más lejano de lo que los reformistas queremos y soñamos para la universidad -dijo y agregó- Los reformistas tenemos la obligación de mantener a la universidad movilizada, en constante discusión, porque los cambios no se producen cuando está todo quieto”.
"Para un reformista como soy, desde la era de estudiante hasta el día de hoy en que estoy en el ocaso de la vida, es muy importante rendirle homenaje a un movimiento que uno lleva adentro de uno mismo", expresó Hipólito Solari Yrigoyen, activista reformista en la universidad, abogado y político argentino, dos veces electo Senador nacional.
Solari repasó el camino que condujo a la transformación universitaria a partir de las intervenciones del gobierno de Yrigoyen. Dijo que el movimiento tuvo gran trascendencia porque no se limitó a las aulas sino a luchar por una sociedad más justa que no tuviera desigualdades. “La reforma representó la rebeldía de los estudiantes contra una universidad que mantenía su dogmatismo y sus viejas estructuras”, aseveró.
Asimismo narró los acontecimientos que sufrió a lo largo de su vida como la serie de atentados en su hogar, su desaparición por la dictadura cívica militar, los meses en la cárcel sin estar acusado de nada y sin ser juzgado por nadie y su expulsión del País. “Si las circunstancias históricas se repitieran, volvería a hacer lo mismo que hice y a decir lo mismo que dije en defensa de la dignidad humana de nuestros compatriotas”, finalizó.