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Fracasos en Congreso de DD.HH para las Mujeres

¿Cuál es la importancia del Protocolo CEDAW en Argentina, el único país del MERCOSUR que no lo ratificó? La discriminación de la mujer en el campo laboral, político y el peligro de la Trata.

Se llevó a cabo el Primer Congreso sobre Derechos Humanos de las Mujeres. El mismo tuvo lugar el pasado 27 de mayo, en La Plata, a lo largo de una jornada organizada por el Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH), de San José de Costa Rica, y el Instituto de Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) Argentina.

Se reunieron mujeres de diferentes espacios e instituciones. Entre las disertantes se encontraban la periodista Marta Dillón, Eleonor Faur, consultora de UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia), Silvia Juliá, por Católicas por el Derecho a Decidir, de Córdoba, Argentina, y una de sus organizadoras, Soledad García Muñoz, presidente de Amnistía Internacional, grupo La Plata.

En el centro del debate estuvo el Proyecto CEDAW (Convención para la Eliminación de todas Formas de Discriminación Contra la Mujer), iniciativa impulsada por el Departamento de Entidades de la Sociedad Civil del IIDH, con el fin de implementar los derechos humanos de las mujeres.

El Protocolo Facultativo ya ha sido ratificado en 71 países, incluidos todos los integrantes del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), salvo Argentina, donde se encuentra en el Congreso pero sus miembros son reticentes a tratarlo.

Con la ratificación el Estado pone al alcance de todas las mujeres la posibilidad de recurrir al ámbito internacional cuando los recursos nacionales no sean efectivos para garantizar el derecho a no sufrir discriminación. Además, el Comité de la CEDAW, junto con el Estado, realizarían investigaciones que revelen violaciones sistemáticas a los derechos de las mujeres.

Durante varios años, el Estado argentino ha puesto obstáculos con la excusa de que limita la soberanía nacional y que es una puerta abierta al aborto legal.

Para las militantes, el camino es crear políticas públicas eficaces para que las mujeres estén en igualdad de condiciones ante los varones, con la idea de que los derechos no sean “remediales”, sino que se implementen desde el inicio.

En este sentido, María Cristina Perceval, senadora por el Partido Justicialista de Mendoza (oficialista) dijo: “como presidente de la Comisión de Defensa del Senado, tuve muchos entredichos con el obispo castrense, por eso el tratamiento del Protocolo en el Congreso tiene que ser pronto”.

Agregó que el presidente Néstor Kirchner y el canciller Rafael Bielsa mostraron voluntad política para ratificarlo, por tanto, no hay obstáculos desde el Poder Ejecutivo. Sin embargo, aseguró que “el tiempo nos juega en contra, esperemos que para el mes de junio lo estemos tratando”, adelantó Perceval.

La lucha de las mujeres es muy larga, y todo lo que se consiguió hasta ahora, por lo menos en el ámbito político, fue mediante medidas especiales o de discriminación positiva, como por ejemplo la Ley de cupo (aprobada en 1994), mediante la cual tiene que haber un mínimo de 30 por ciento de representación femenina en cada partido político.

Sin embargo, aquí también hubo muchos tropiezos porque no se modificaban las cartas orgánicas partidarias o las mujeres estaban en condiciones no expectables (las ultimas de la lista)ñ. Después de presentar recursos de amparo y soportar las burlas o la discriminación masculina, la ley pudo llegar medianamente a ser respetada.

“Las socialistas queremos avanzar en la participación 50/50, nosotras ya presentamos un proyecto en el Congreso de la Nación. Queremos llegar a una democracia verdadera, hacer del mundo de la política un mundo real, conformado por varones y mujeres”, dijo Clori Yelicic, secretaria de la mujer del Partido Socialista.

En el mismo sentido, Carmen Storani, principal referente de la Dirección General de la Mujer del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, aseveró que “este tipo de encuentros sirve también para analizar entre todas, por ejemplo esta ley, la cual abría que profundizar para hacer más efectiva”.

Otro de los temas que resonó, capítulo que le tocó a Estela Díaz, Secretaria de Género de la CTA (Central de Trabajadores Argentinos), fueron las medidas de la inserción de la mujer en el mundo laboral.

En este campo las mujeres sufren un retrazo muy importante. En las cifras de la desocupación y la subocupación son las más desfavorecidas. Además, las mujeres ganan un 35 por ciento menos que los varones y en el ámbito profesional un 40 por ciento menos, según datos del año pasado. La brecha es amplia, ahora, la división de la pobreza es por sexo.

“A ésta situación se le suma que hay una masa de trabajo que no se vende: el doméstico. Gracias a la implementación del libre mercado en los años ´90, existe una sobrerepresentación. Es decir, se encargan del cuidado de personas dentro y fuera de su casa, no tienen tiempo libre y ceden su fuerza de trabajo”, explicó Díaz.

Dentro del campo de los Derechos Humanos, la Trata (captación, reclutamiento y traslado de personas mediante el engaño, con fines de explotación para obtener un beneficio económico), es un tema con una actualidad casi imperceptible, pero muy activo en América Latina.

Monique Alstchul, consultora del Proyecto “No a la Trata” de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), dijo: “los derechos humanos siempre están en un corralito, aquí estamos más legitimadas, se trata de un tema invisible y poco conocido”.

El problema radica en que la Trata, que es una forma de esclavitud porque puede darse por servidumbre, extracción de órganos, explotación sexual o laboral, jurídicamente no es un delito.

“Es una violación de los derechos humanos desde el punto de vista moral”, dijo Alstchul.

Pero también existe el Tráfico ilícito, que es la facilitación de hacer entrar a alguien a un país en forma irregular.

La causa de este fenómeno generalmente radica en la desocupación, ya que se buscan trabajos de este tipo porque producen mayores ingresos, tanto en las víctimas como en los victimarios. Siempre se da el fenómeno de la corrupción porque tienen que pasar a través de funcionarios oficiales. Alstchul asegura que es muy difícil la investigación y la producción de estadísticas, dado que no son delitos y en los archivos policiales se consideran “secuestros”, por ejemplo.

Luego de este paneo sobre algunas de los puntos que se engloban dentro del campo de los Derechos Humanos, nos preguntamos ¿Hasta cuándo las mujeres seguirán sufriendo violaciones de éste tipo? Desde todos los sectores y mucho más allá del signo político, se hace un llamado a la difusión de la información y a la participación, porque es la única manera de cambiar el orden patriarcal.

Pamela Damia

APM/Agencia Taller

Desde La Plata, Argentina.

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