La familia además de ser “la célula principal de la sociedad” es el órgano de control de la sexualidad tanto para varones como para mujeres. En el caso de la mujer esta aparece en el imaginario social bajo la idea mujer = madre. Esta idea se materializa en la organización de los diferentes roles entre los que incluye a los de los varones. En este sentido la maternidad es la función que social e individualmente debe cumplir la mujer y es la función a la que se le debe su realización personal. No se tiene en cuenta que, como dice Ana María Fernández en “Las mujeres en la imaginación colectivo”, no es lo mismo decir que para ser madre se necesita ser mujer, que decir que para ser mujer se necesita ser madre. Sin embargo, el hecho de considerarnos equivalentes, está naturalizado y aparece reflejado en la construcción de los discursos ideológicos, sociales y políticos referidos a la mujer.
Entre los argumentos que construyen este imaginario encontramos al religioso, propugnado por la iglesia católica, en la “Carta a Los Obispos de la Iglesia Católica sobre la colaboración del hombre y la mujer en la Iglesia y el mundo”. La misma fue divulgada por la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuyo presidente era el actual para Joseph Card Ratzinger, y publicada el 31 de julio de 2004. En ella se proponen “reflexiones inspiradas en los datos doctrinales de la antropología bíblica” entre las que se reafirma el carácter “natural bi – parental de la familia” esto es, compuesta de “padre y madre”; “el cuerpo humano, marcado por el sello de la masculinidad o la femineidad, desde el principio tiene un carácter nupcial”. De esta manera es que se le atribuye una esencia natural, en primer lugar, a la familia como forma de vida humana, y, luego, al rol de la mujer y el varón en tanto que determinados por su sexo biológico. Entre sus justificaciones dice el documento: “en las palabras que Dios dirige a la mujer después del pecado se expresa, de modo lapidario e impresionante, la naturaleza de las relaciones que se establecerán a partir de entonces entre el hombre y la mujer: (...) se entiende el papel insustituible de la mujer en los diversos aspectos de la vida familiar y social que implican las relaciones humanas y el cuidado del otro. Aquí se manifiesta con claridad lo que el Santo Padre ha llamado el genio de la mujer”(...)
Para graficar lo anterior y respecto del rol del varón y la mujer en la familia y en la sociedad entrevistamos a Delia, una mujer y madre perteneciente al culto católico y ella nos dijo que: “si bien hoy la mujer tiene que salir a trabajar al igual que el hombre eso no quiere decir que haya cierta igualdad en determinadas cosas; la mujer debe ser mujer y femenina y el varón es varón”; Si bien su esposo también colabora en la casa agrega: “hay cosas que se van al extremo por esas luchas del feminismo”. Al preguntarle sobre las diferencias entre el varón y la mujer dijo: “hay cosas que el hombre nunca va a poder hacer y que es generar un hijo, llevar un hijo, por ejemplo, por eso está también la diferencia de caracteres, que el hombre por ahí es más fuerte y la mujer es más débil (...) por lo general los hombres son los que salen a luchar y a encara, la mujer como que está al cuidado de los niños”. Respecto a los métodos anticonceptivos aseguró estar en desacuerdo argumentando que “son abortivos (...) me da la impresión que corta lo que es la naturaleza humana; tarde o temprano eso va a salir porque si estás afectando un ciclo eso no es bueno”. Una vez más la determinación biológica.
De lo dicho hasta aquí se desprende la idea de un destino ineludible para la humanidad que es la formación de una familia y de una determinada manera; la que está de acuerdo al plan divino revelado por Dios en la biblia interpretada por la iglesia católica.
La cuestión es que en el campo de lo social estas relaciones intersubjetivas están estructuradas, organizadas y controladas por el Estado bajo formas de políticas públicas que desconocen los derechos sexuales y reproductivos como derechos ciudadanos de las mujeres, como por ejemplo el derecho a la contracepción quirúrgica. Pero ese es otro tema.
Ivana Ilardo
Departamento de Sociedad y Movimientos Sociales