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Guía para estudiantes y profesionales

04 de diciembre de 2008, 18:08.

Que la capacidad de los jóvenes y adolescentes para comprender y producir textos se ha visto reducida en los últimos años no es novedad. El problema más profundo, en todo caso, es que ya han comenzado a notarse deficiencias en universitarios y, peor aún, en profesionales.

Esta huella que han dejado las idas y vueltas en lo pedagógico (aunque este, como cualquier problema social, no es monocausal) ha sido muy bien leída e interpretada  por la profesora María del Rosario Ramallo de Perotti, quien el lunes en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo presentó el segundo tomo de Sé qué, pero no cómo (Instrumentos lingüísticos para la elaboración de trabajos finales), un material elaborado con el objetivo de constituirse en un instrumento de ayuda para estudiantes avanzados y egresados universitarios que tengan dificultades a la hora de redactar escritos de índole académica.

El primer tomo de esta obra de Ramallo se explaya en el uso de los signos de puntuación, en la concordancia entre sustantivos, verbos y adjetivos, en la acentuación de verbos y en el empleo de los artículos, entre otros temas. En tanto, la segunda parte de Sé qué, pero no cómo trata temas como el uso de preposiciones y frases latinas comunes en la vida cotidiana, las formas correctas del empleo del gerundio, consejos para no incurrir en queísmo y dequeísmo, la utilización de conectores desde el punto de vista técnico y la manera de encarar la redacción del trabajo final, con consejos que atañen a las formas que deben guardarse y según el estilo objetivo que se debe procurar.

Con Sé qué, pero no cómo, María del Rosario Ramallo (titular de las cátedras Filología Hispánica II y Semántica, Fonética y Fonología y directora del Instituto de Lingüística en Filosofía y Letras) pone en el tapete un problema que emerge como metamensaje de su propuesta: la dificultad (cuando no incapacidad) tanto de estudiantes como de profesionales para elaborar textos expositivos coherentes o, al menos, sin errores groseros.

Este es, claro, tema para un extenso debate que nos debemos como sociedad.

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