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Hoy por hoy: Es la educación, idiota

02 de febrero de 2009, 15:22.

El gobierno escolar mendocino, que ha venido cometiendo diversos errores apuntados hasta el cansancio, ahora ha retomado la iniciativa con una idea que está muy bien: mejorar la carrera de formación docente. Es decir, intentar cambios para conseguir que quienes tienen a cargo la educación optimicen su nivel y por lo tanto puedan fracasar menos en la tarea.

El concepto es muy bueno y el plan de reforma ha estado a cargo de reconocidos profesionales, con lo que habrá que ver cuáles son los resultados que se consiguen con los cambios.

De todos modos hay que dejar aclarado que las acciones emprendidas son de largo plazo y de ningún modo impactan sobre los alumnos que están en la actualidad en el sistema, como sí lo hicieron negativamente los cambios en los globales o la decisión de no entregar más libros de texto a todos los estudiantes.

Sin embargo, bien vale hacer algunas reflexiones sobre las iniciativas que se van a tomar para prestar atención a los resultados que se obtengan. En primer lugar el alargar la carrera docente ya es un buen paso, pero que no garantiza en sí mismo una mejor formación si ese mayor caudal de estudio no es bien utilizado.

Y es en ese punto donde vienen los aspectos que más podrían despertar dudas. Si bien es cierto que crecen en las escuelas las problemáticas como la violencia escolar o la irrupción de nuevas tecnologías o de flagelos como las drogas o el alcohol, no hay que perder de vista que la dificultad más grande del sistema es la débil educación que reciben los alumnos. Es decir, más allá de fenómenos indeseables, que no son de orden escolar, sino que tienen un origen social y se reflejan en los colegios, hay una carencia educativa que no se resuelve sabiendo contener la violencia o manejando situaciones de riesgo social.

Quizás, más allá de que el conjunto de la sociedad debe abordar esas problemáticas complejas, es necesario que los docentes sean mejores docentes. Cabría preguntarse por qué a un asistente social o a alguien especialista en planes de alimentación no le enseñan lengua y matemática para que cuando realiza su tarea social en las escuelas de paso cubra el déficit educativo. Seguir confundiendo problemas sociales con educativos es asegurar el fracaso.

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