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“Hubo una cooptación de la clase política”

Juan Carlos Aguiló es sociólogo y Decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Cuyo. Entrevistado por Agencia Taller da su opinión sobre el debate de los sobresueldos, los fondos reservados y las leyes secretas. Además, hace un análisis de cómo repercuten todos éstos temas en la sociedad.

28 de mayo de 2005, 16:30.

-  ¿Cuál es el debate que se abre cuando se destapan temas como sobresueldos, fondos reservados y leyes secretas?

-  Esto ha sido trabajado por muchos autores desde el análisis de lo que pasó en la Argentina en la época del ´90. No solamente se aplicó un modelo económico con características neoliberales, sino que para que esto pudiera ser posible hubo toda una clase política que fue funcional a la aplicación de este modelo.

Me parece que el tema de los sobresueldos, gastos reservados, leyes secretas y los decretos de necesidad de urgencia demuestran que este sector político tiene un desprecio muy grande por los mecanismos democráticos. Y segundo, todo esto está ocultando una cantidad de favores que se dieron a los grandes grupos económicos. ¿Por qué los montos de los sobresueldos se dice que provenían de los aportes de los grandes grupos económicos? Hubo una coaptación de la clase política.

Y en otro sentido, lo que me preocupa es el mensaje a las nuevas generaciones. Porque es el mensaje de que el esfuerzo, el trabajo y el estudio no tienen sentido en este país. Es decir, lo que tiene sentido es la coima o el sobresueldo.

-  ¿Qué piensa acerca de la discusión si es ético o no cobrar sobresueldos?

-  Me parece que porque sea legal no significa que sea legítimo o ético. Puede ser legal porque se pusieron de acuerdo en  sacar una ley que los favoreciera. Incluso si es una ley que surgió en la época de la dictadura no es ley. El hecho de recibir un sobresueldo que no está transparentado o que viene ajeno a la liquidación de sueldos me parece que es contrario a la ética. Por más que se diga que existe una normativa, es inmoral. Como mensaje hacia toda la sociedad es devastador.

-  Pero María Julia Alsogaray se justificó argumentando que ella cobraba un equivalente al sueldo de un cargo en una empresa transnacional.

-  Me parece que es nefasto lo que dice. Al mismo tiempo que ella afirma eso, se les recortaban los sueldos a los empleados públicos, a los universitarios y los empleados del sector privado tenían congelado el sueldo desde hace 15 años. Esto es de un nivel de cinismo escandaloso. Cuando uno trabaja en el sector público sabe que puede tener alguna variación salarial. Es cierto que en los cargos de máximo nivel del sector público plantear salarios muy bajos es una contradicción. Porque si uno quiere captar un recurso humano valioso que se haga cargo de problemas muy importantes, es importante que haya un salario que esté al mismo nivel que el sector privado. Cuando esa diferencia entre el sector privado y el sector público es tan grande, este sector empieza a perder recursos humanos. Pero también creo que si el grueso de la gente gana salarios deplorables nos encontramos con otra problemática.

-  En la situación actual de la Argentina, ¿cómo se podría plantear el aumento de salarios?

-  Yo creo que en la medida que se puedan mejorar los salarios de toda la base del sector público, se podría empezar a discutir cuál debería ser la renumeración de tal o cual persona.

-  A partir de éstos hechos ¿cuál debería ser el análisis de la sociedad?

-  Esto sirve para aumentar la distancia que hay entre la clase dirigente y la sociedad. De alguna manera hubo un vaciamiento de la política, donde la gente se retiró a lo privado y lo público quedó en manos de unos pocos. Cómo le decimos a la gente que vuelva a involucrarse en lo público y en lo político, si aparecen éstas señales. Se terminan involucrando los que quieren ir por lo fácil. Es un círculo vicioso que se retroalimenta.

Aparte refleja el empobrecimiento que tenemos en términos de valores. Creo que la clase dirigente y no solamente los políticos, sino todos los sectores dirigentes de la Argentina, son responsables. También el sector universitario o los intelectuales por no haber discutido todos estos hechos en el período de los noventa.

-  ¿Cuál es su opinión sobre la liberación de Maria Julia Alsogaray?

-  Para mí no es una  buena noticia porque ella me parece un símbolo de la década menemista. Pero hay que respetar las decisiones judiciales, aunque no nos gusten porque es parte de recuperar ciertos valores.

-  ¿Usted cree que existe un cambio en la actualidad con respecto a esto?

-  Hay que ser optimista, en la actualidad hay una cantidad de iniciativas nuevas en relación a ocupar espacios de lo público y político. Iniciativas que vienen de la propia sociedad civil como las organizaciones no gubernamentales. Todas las organizaciones de ciudadanos, consumidores y distintos movimientos sociales que empiezan a ocupar la escena política. Pero no va a ser un proceso sencillo porque hay que revertir precisamente toda esta lógica que viene instalada desde hace 20 años. Donde temas como los sobresueldos lo que hacen es reforzar la idea ¿de qué sirve pelear?

Entonces cuando vos le pedís al que está  trabajando, al que está estudiando o al que ha soportado los últimos años con su salario congelado que se esfuerce, éste se siente un idiota. Para colmo los mecanismos judiciales no te entregan un reparo de esto. Porque uno podría decir María Julia presa es un símbolo donde yo soy un idiota  que trabaja, estudia pero no me siento tan idiota porque aquella persona que cometió ilícitos hoy esta pagándolo. El mecanismo de cómo resolver esto funciona. Pero cuando no está funcionando a nivel judicial, ahí el mensaje que va para la sociedad es muy complejo. Vuelve a aparecer una sensación de impunidad.

María Laura Salvo

lulisalvo@hotmail.com

Departamento de Política

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