El académico Taquini promueve una mayor movilidad estudiantil
A 40 años del plan que permitió crear universidades en todo el país, está pendiente aún el desafío de desarrollar un sistema más activo y dinámico en la educación superior.
La falta de una integración efectiva aísla a las universidades e institutos de enseñanza superior y es una de las preocupaciones del académico Alberto C. Taquini, impulsor de la transformación que tuvo hace cuatro décadas el sistema universitario, que hoy cuenta con 103 universidades nacionales y privadas, 1900 establecimientos terciarios técnicos y de formación docente, 4000 carreras y más de dos millones de alumnos, con muy poca interacción entre sí.
"No se explica por qué los alumnos pueden cambiar de colegio sin inconvenientes en la primaria y el secundario y existen tantas trabas para una articulación más dinámica entre las universidades", dijo Taquini, en una entrevista con LA NACION.
Para él, la llave que permitirá abrir un futuro promisorio para la educación superior es un sistema de créditos académicos, con flexibilidad curricular y movilidad de alumnos, lo que evitará el problema de la masividad, como lo presentará pasado mañana en la VII Cumbre de Rectores de Universidades Estatales de América Latina y el Caribe, en San Salvador de Jujuy.
Médico y académico de Educación, Taquini es el autor del plan que lleva su nombre y permitió crear 16 universidades nacionales en el interior en sólo siete años (entre 1968 y 1975), cuando la Argentina contaba apenas con nueve instituciones. Le dio, así, impulso al sistema de educación superior en una prédica infatigable, que lo llevó a recorrer el país y a escribir casi un centenar de artículos en LA NACION, en sintonía con el pensamiento del educador y periodista Luis Jorge Zanotti.
"¿Qué hubiera pasado si las universidades no se hubieran expandido? Todos estarían golpeando hoy las puertas de las universidades de Buenos Aires, La Plata o Córdoba", explicó Taquini, convencido de que hoy es necesaria una etapa de integración, que comprenda a los institutos terciarios y permita redistribuir la población estudiantil, para evitar la masividad.
"Hoy el 48 % de los estudiantes del Ciclo Básico Común (CBC) llegan del Gran Buenos Aires. Lo preocupante es la alta deserción, que lleva a gastar recursos que podrían ser volcados a la investigación", dijo el médico y académico, preocupado por dar un salto de calidad en la educación superior.
Créditos con historia
El sistema de créditos es aplicado ya en algunas universidades del país, que incorporan en el plan de estudios la exigencia de que el estudiante sume puntos, no sólo a través de la aprobación de materias, sino mediante cursos optativos, seminarios e instancias académicas.
Lo que no rige es un reconocimiento de créditos entre las distintas instituciones, lo que requiere estrategias comunes para renovar los sistemas educativos y compatibilizar programas y las propias instituciones.
"El mecanismo de créditos rige en muchos países y está incorporado en la Declaración de Bolonia, firmada en 1999 por los países europeos, que promueve la movilidad de los estudiantes", dijo Taquini, que expondrá en Jujuy el trabajo realizado con la licenciada María Clara Rampazzi.
El desarrollo de la educación superior en el mundo reconoce distintas variantes de sistemas de créditos universitarios. Desde el modelo tradicional de Harvard, que en 1869 adoptó un mecanismo de libre elección de cursos, hasta el sistema de créditos acumulativos que en EE.UU. permite seleccionar las materias en función de las horas que el alumno le puede dedicar.
La Unión Europea dispuso en 1995 el sistema de créditos de transferencia (ECTS) para facilitar el reconocimiento académico de los estudios cursados en el exterior. Y la región Asia Pacífico puso en marcha el sistema UCTS, que permite la movilidad estudiantil y garantiza a los alumnos que sus aprendizajes serán acreditados.
En los países británicos, explicó Taquini, se creó un sistema de créditos por competencias, cuya finalidad es "acreditar los logros del alumno sin importar dónde ni cuándo fueron adquiridos". Y la globalización impuso el sistema de créditos por competencias estandarizadas, ante "la necesidad de lograr una certificación que transparente las capacidades logradas por el individuo en el ámbito académico y en la actividad laboral".
El reconocido académico dijo que existe una incipiente integración en la enseñanza superior, que todavía requiere tiempo y desarrollo. "Se hace más por intereses particulares de las instituciones y de los alumnos que por una política que la fomente. Será efectivo el día en que se instaure el sistema de créditos, que permitirá a los alumnos elegir dónde estudiar", explicó.
Taquini confía en que se trata de un proceso y que finalmente se llegará a un consenso social que modifique el sistema actual, en el que incluso es muy difícil el pasaje de alumnos entre facultades de una misma universidad.
"Hay una fuerza social que quiere desarrollar una nueva estructura de funcionamiento de la educación superior. Ya estamos en condiciones de redistribuir la matrícula en función de los intereses de los alumnos y de la capacidad de las instituciones", señaló.
El futuro, dijo, pasa por una redistribución de alumnos en la educación superior, la transformación del objeto de la universidad, que le ha dado prioridad al ingreso irrestricto, con altas deserciones, y una apuesta fundamental por la investigación científica.
El personaje
Nombre y apellido: Alberto C. Taquini
Profesión: médico
Edad: 73 años
Origen: argentino
Miembro de la Academia Nacional de Educación, impulsó la creación de universidades en el interior y hoy promueve la integración del sistema de educación superior.
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