El
rector Arturo Somoza y el secretario de Medio Ambiente del Gobierno de Mendoza,
Guillermo Carmona concretarán un convenio que le permitirá al investigador
Jorge Barón lograr el diseño y construcción de una planta a escala piloto que
se propone tratar aguas residuales, con agregado de dióxido de carbono, para
producir de biomasa a partir de la optimización del uso de algas unicelulares.
El
proyecto apunta a utilizar las aguas residuales de Mendoza como medio de
cultivo para producir algas unicelulares, lo que a su vez se espera que mejore
la calidad de los efluentes líquidos urbanos. En particular se centrará
este piloto en el uso de efluentes de las plantas de tratamiento de Campo
Espejo, medio ideal para el cultivo de algas por su volumen y carga orgánica.
Con la iniciativa se busca además reducir la emisión de dióxido de carbono;
producir biomasa de microalgas para obtención de biocombustibles, abono,
pigmentos o antioxidantes y con ello agregar valor al proceso y obtener
parámetros para generar luego una mayor escala de producción.
La
secretaría de Medio Ambiente se compromete a viabilizar la obtención de
muestras de agua de diversos cuerpos de la Provincia, incluyendo aguas
residuales urbanas e industriales para ensayar cultivos de algas. En tanto la
Universidad Nacional de Cuyo desarrollará cultivos de algas específicos para
las aguas provistas lo que permitirá definir la factibilidad de futuros
emprendimientos. Ambas instituciones colaborarán en la obtención de
financiamiento para emprendimientos productivos que resulten factibles.
Antecedentes
El
proyecto a-oil de la Facultad de Ingeniería de la UNCuyo comenzó en 2009 a
partir de experiencias previas realizadas en la Universidad mediante la
conformación de un grupo de trabajo multi-disciplinario y la formulación de un
plan de construcción y equipamiento de dos laboratorios, uno con iluminación
artificial y otro con iluminación natural.
La investigación se propuso producir algas unicelulares para extraerles aceite y fabricar biodiesel y contó con financiamiento privado y permitió definir y determinar todos los procesos necesarios para la cría, selección, cosecha y extracción de aceites de algas unicelulares, en diversos medios de cultivo.
Además,
se dimensionaron los procesos para disolución de dióxido de carbono en agua de
cultivo.
Esta
experiencia adquirida permitió conocer en detalle todas las etapas para la
producción de aceite a partir de algas unicelulares y experimentarlas, a escala
de laboratorio, en las condiciones propias de nuestra región.
Es importante destacar la trascendencia de esta nueva fuente de energía que permitirá generar alternativas ambientalmente sustentables para la sustitución de derivados del petróleo, pero sobre todo permitirá generar fuentes de trabajo y de riqueza genuinas, en nuestra región, a partir de la energía primaria del sol, sin utilizar tierra fértil ni consumir agua de riego. Como si eso fuera poco, contribuirá a disminuir el efecto invernadero en base a la captura de dióxido de carbono, que es alimento para las algas.