Integrantes del Laboratorio de Paleocología Humana (LPEH) del Instituto de Ciencias Básicas de la UNCUYO (facultad de Ciencias Exactas y Conicet) se encuentran desarrollando un programa de actividades de extensión y de puesta en valor del patrimonio en Potrerillos, que incluye talleres de comunicación de la ciencia, capacitaciones y encuentros. Las acciones comenzaron a realizarse en octubre y continuarán durante los próximos meses y el año 2022. A la par, el equipo retomará los trabajos de campo iniciados en el verano pasado en sitios arqueológicos del área.
El programa busca contribuir a la puesta en valor del patrimonio arqueológico y natural del área. Esto, mediante la revalorización de los conocimientos, técnicas y espacios del paisaje involucrados en la producción de las tecnologías que fueron clave en la subsistencia de las poblaciones que ocuparon diversos ambientes altitudinales del área, hace aproximadamente 1500 años.
Cecilia Frigolé, integrante del equipo, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras e investigadora de CONICET, explicó que “con este programa se espera activar procesos de socialización del conocimiento y de valoración social que deriven en actividades que promuevan la protección del patrimonio arqueológico y natural del valle de Potrerillos y del Cordón del Plata, y que guarden potencial para ampliar la oferta de turismo local cultural”.
Según informó Frigolé, los estudios arqueológicos en el área se iniciaron en la década del ‘80 y continúan hoy, generando un extenso cuerpo de conocimientos acerca de los modos de vida (tecnología, subsistencia, movilidad, interacciones sociales) de los antiguos pobladores de Potrerillos, lo que convierte a esta localidad en una zona destacada de la arqueología de Mendoza.
Sin embargo, “la valoración que posee este patrimonio en el ámbito científico contrasta con la escasez de conocimiento acerca de su importancia que existe sobre todo en el público que visita la zona”, aseguró la investigadora. Frigolé sumó a esta falta de conocimiento del valor arqueológico de la zona “la falta de monumentalidad de los sitios arqueológicos y el hecho de que parte de ellos se encuentra bajo las aguas del dique Potrerillos”.
Esto demuestra para los investigadores la necesidad de llevar a cabo actividades de educación patrimonial para la comunicación de resultados de los trabajos de investigación. “Buscamos transformar dichos resultados en conocimientos que se apliquen a la protección y uso social del patrimonio arqueológico, poniendo en valor sus aspectos inmateriales, sin exponer a riesgo de impacto sitios de importancia arqueológica”, amplió Frigolé.
Cursos, talleres y comunicación de la ciencia
Para cumplir este objetivo, el programa incluye capacitaciones sobre arqueología y turismo sustentable para emprendedores turísticos, guías y público en general.
Además, las actividades ponen el foco en aplicar estrategias participativas de comunicación de la ciencia y experiencias de educación no formal utilizando metodologías de arqueología experimental, para que los conocimientos científicos adquieran significado y valoración social. Esto incluye experiencias lúdicas como un ciclo de talleres de elaboración de cerámica y talleres de arqueología para niñas y niños en edad escolar, además de charlas de arqueobotánica y plantas nativas, que apuntan a la concientización de su protección.
Las actividades del programa están siendo organizadas por la Dirección de Turismo de la Municipalidad de Luján. Se trabajará con los guardaparques del Área Natural Cordón del Plata, quienes además prestan apoyo durante las actividades de campo, artesanos de la zona, como cerámica Pukios; y además, se llevarán a cabo actividades junto a referentes comunitarios del club social de montaña Apu, espacio comunitario con personería jurídica dedicado a la realización de talleres y encuentros culturales en la localidad, y de la Biblioteca Popular Armando Tejada Gómez, que cuenta con una larga historia en Potrerillos.
Cabe resaltar que tanto el trabajo de campo como las actividades de puesta en valor se enmarcan en distintos proyectos de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (PICT2019-1627 y PICT2017-1593). También en un proyecto financiado por la organización Gerda Henkel AZ 05/F/20; un proyecto SIIP-UNCuyo 2019 06/G837; otro CIC CONICET de la línea de Temas Estratégicos; y PIP-CONICET 1122015.
Historia arqueológica de Potrerillos
Los estudios llevados a cabo por Valeria Cortegoso (investigadora de CONICET y profesora de la FFyL de la UNCuyo) en el valle de Potrerillos, en el Cordón del Plata y la Cuenca del río Blanco sugieren que las antiguas poblaciones del área experimentaron un crecimiento demográfico hace 2000 años que implicó una progresiva reducción de la movilidad y concentración en distintos ambientes.
Estas poblaciones adoptaron estrategias de subsistencia flexibles, lo que fue posible gracias a un patrón de ocupación del espacio que permitía el aprovechamiento de los recursos disponibles en los distintos ambientes altitudinales del área: Cordillera Frontal, Precordillera y valle intermontano de Potrerillos, los cuales presentan condiciones ambientales particulares y se encuentran vinculados mediante quebradas que facilitan el acceso a cada ambiente.
Este sistema estructurado de asentamientos con categorías funcionales distintas implicaría que el valle de Potrerillos funcionaría como un área de ocupación permanente o semipermanente. Durante las actividades de rescate realizadas por la construcción del dique Potrerillos, Víctor Durán (CONICET y FFyL-UNCuyo) y Valeria Cortegoso hallaron unidades habitacionales semisubterráneas (casas-pozo) a orillas del río Mendoza, donde se habrían desarrollado múltiples actividades domésticas.
El estudio de las tecnologías de roca que utilizaron los pobladores de Potrerillos fue abordado por Cortegoso y sugiere que la selección, adquisición y preparación de materias primas habrían tenido lugar en el piedemonte precordillerano, en la margen izquierda del río Mendoza. Mientras que en el valle se habría llevado a cabo la producción de los artefactos.
Por otro lado, los estudios de cerámica realizados por Cecilia Frigolé evidencian que estas poblaciones compartieron contextos sociales de aprendizaje y poseían un conjunto de saberes acerca del entorno natural, adquisición de materias primas, uso de herramientas, elección y el dominio de técnicas de manufactura.
La cerámica de estos pobladores habría sido producida con materias primas disponibles en sectores del valles de Potrerillos y trasladada en parte por los pobladores durante sus movimientos hacia las tierras altas próximas de la Cordillera y la Precordillera, pudiendo con muy escasa frecuencia haber sido producida en los sitos altos de Precordillera.
Los distintos ambientes altitudinales de Potrerillos podrían considerarse como parte de un espacio de experiencia, donde los individuos desarrollaron en el pasado diversas actividades vinculadas a su subsistencia y tecnología, a través de las cuales debieron generar estrechos vínculos con el paisaje y un conocimiento detallado sobre los recursos disponibles. Estas poblaciones habrían, además, establecido interacciones con las poblaciones de regiones aledañas, participando en redes de intercambio extrarregional, en donde circularon obsidiana y cerámica de origen trasandino.