Las adaptaciones suelen provocar en el espectador una conducta que se repite: si este conoce el producto original, escruta esos detalles nimios para algunos, pero que se convierten en fundamentales al momento de dotar de ?vida? cinematográfica a ciertos personajes.
El caso de Fesser con esta proverbial tira del ?tebeo? o cómic español ?Mortadelo y Filemón?, sólo puede observarse desde la perspectiva de homenaje. No es difícil imaginar al grueso de los fanáticos y conocedores fijando, como primera medida, sus expertas miradas en la nariz de Mortadelo o cómo se resolvían en el film esos ceñidos pantalones de Filemón. Si, es cierto; es que cuando legendarios personajes de las tiras cómicas saltan a otras dimensiones, las aguas de la adaptación se dividen sólo en ?fiel? o ?libre?, con licencias digamos. El homenaje de Fesser es sinónimo de fidelidad y un poco más.
¿Es que las adaptaciones más leales serán las mejores; o son esas licencias las que legitiman aún más la obra del adaptador y renuevan el producto? Tal vez ni una, ni otra en Fesser: solamente admiración.
Y no únicamente fidelidad, sino amor. Pasión y retribución, entrega de todos sus recursos y potencial al servicio de vivificar de la mejor manera posible a dos personajes que acompañaron la infancia de tantos. Gratitud por todos aquellos recuerdos: es que se percibe a través de todo el relato un ?niño? Fesser cumpliendo el sueño de aquellos tantos de dirigir a sus héroes hechos carne en la diégesis.
La visión surreal del mundo Fesser encastra de manera perfecta con la tira. Las leyes particulares del cómic (como por ejemplo los dislocados disfraces de Mortadelo) amalgaman perfectamente con las obsesiones primeras de Fesser: el juego de sincronías, que por lo general desencadenan un hecho catastrófico; la fascinación retro-futurista por la máquina, no al modo einsesteiniano se podría decir, sino fascinación puesta en el artefacto de las primeras tecnologías de consumo doméstico.
Y es en ese mundo pop que los héroes relegados en un primer momento, cumplen su función: descender a las profundidades y resurgir de este infierno por mérito propio en pos de una causa noble. Inseparables como siempre ?el Jefe? y sus ?asistente?, deben lidiar en múltiples enredos no solo con el villano: un generalísimo que pretende destruir el mundo, sino también con un mejorado agente de su propia agencia, todo ello para recuperar un poderoso artefacto secuestrado de la mismísima base de TIA.
Las nuevas tecnologías en arte digital y el humor ?Fesseriano? se llevan muy bien. Después del rodaje, el film se digitalizó en su mayoría para acentuar colores y resaltar la riqueza sonora proveniente del cómic. Recordemos que la digitalización forma parte importante del universo ?Fesser?: en muchas oportunidades, sobre todo en sus cortos, el arte digital le ha brindado al director una oportunidad inmejorable de explotar al máximo el absurdo y la violencia explícita.
Mortadelo y Filemón se convierte así en una historia donde los elementos clásicos de la aventura se entremezclan con el humor patético y costumbrista de Fesser: como tantas veces se los pudo ver en la viñeta, los protagonistas se embarcan en disparatadas misiones, aunque esta sea ?la? misión. Aunque relegados, como verdaderos héroes una vez que han sido vapuleados y descartados, deciden actuar por cuenta propia y es esa fuerza interior, la verdadera fe de héroes, lo que determina el ocaso o la gran gloria.
Mortadelo y Filemón es el gran clásico de aventuras donde se pueden contabilizar más de un centenar de tortazos y porrazos de todo tipo pero con una gran dosis de emociones y valores verdaderos: la amistad, la lealtad, el triunfo de la verdad y la gloria de la misión cumplida: magnífica apoteosis de los héroes como broche de oro.