Según el Ministerio de Educación, las áreas que más crecieron en número de aspirantes entre 2004 y este año en las universidades nacionales son ecología y ciencias del ambiente (72 por ciento de aumento), química (52,6%), farmacia (22,4%), ingeniería química (17,1%), agronomía (15,9%) y bioquímica (7,1%). En el otro extremo, entre las que más aspirantes perdieron están muchas de las que desde hace varios años son las más elegidas: administración (pierde 14%), psicología (11,9%), informática (10%), medicina (9,4%), contador público (4,9%) y derecho (3,8%).
En números concretos, este año 1749 chicos menos quieren ser médicos, 1597 menos se anotaron en psicología, mientras administración perdió 1095 aspirantes y derecho tiene 899 interesados menos.
Las cifras del desinterés, sin embargo, también tienen datos preocupantes, porque el listado incluye áreas relevantes para las necesidades presentes del país: ciencias de la educación (cae 28,6%), servicio social (15,2%) y la carrera de enfermería (14%), que suele citarse como una actividad con escasez de profesionales.
Aunque los datos representan un interés inicial -se trata de jóvenes que se inscriben en los distintos sistemas de ingreso de las facultades, que muchas veces cambian de carrera antes de comenzar a cursar-, las autoridades se entusiasman con los números.
"Estos datos confirman una tendencia que apareció el año último y quebró una continuidad de 30 años: la caída de las carreras tradicionales y el crecimiento de las ciencias básicas y aplicadas", dijo a LA NACION Marta Kisilevsky, coordinadora de Investigaciones e Información Estadística de la cartera educativa.
Alguna razón para el cambio incipiente puede encontrarse en la difusión de un discurso público que insiste en la reindustrialización del país y alerta sobre la ausencia de profesionales en muchas áreas "duras". Se sabe que, en el momento de elegir una carrera, la futura salida laboral es uno de los aspectos que inclinan la balanza.
"El cambio de modelo productivo está teniendo impacto. Hay esperanza de que las cosas mejoren. Los jóvenes están anticipando un cambio que ellos motorizan", dijo Kisilevsky.
Para el ministro de Educación, Daniel Filmus, a la noción de que falta mano de obra en áreas como las ingenierías -agronómica, en petróleo; química, en minas- se suman "políticas activas del Estado".
Citó, en ese sentido, el programa de mejoramiento de las carreras de Ingeniería, las becas de ayuda económica que otorga el ministerio para quienes estudien carreras prioritarias para el país -definidas sobre la base de informes económicos- y los convenios que se han firmado recientemente con cámaras empresariales y empresas para que financien becas de estudios, como para distintas ingenierías y la industria del software, cuyas exportaciones crecieron un 30% en el último año.
"Creo que se van a mantener dos tendencias: la demanda creciente hacia la universidad y la orientación a carreras duras, siempre y cuando se afiance el proceso industrial. Hay un impacto creciente en el mercado de trabajo", afirmó Filmus.
Matices
En tanto, algunos expertos señalan la necesidad de la prudencia. Dicen, por ejemplo, que los datos de las universidades privadas, que no están incluidas en estas cifras, podrían matizar la tendencia.
Se trata de instituciones que son fuertes, justamente, en carreras tradicionales y de tipo profesionalista, por lo que sería importante considerar si quienes no estudian ciertas carreras en las universidades públicas no están decidiendo ir a cursarlas a las privadas, particularmente en zonas donde su oferta es fuerte, como la ciudad de Buenos Aires y el conurbano, Mendoza y Rosario. De todas maneras, ése es un dato que las universidades privadas se muestran reticentes a difundir
Sin embargo, las cifras proporcionadas por el Ministerio de Educación permiten establecer una tendencia, ya que las universidades nacionales concentran más del ochenta por ciento del alumnado universitario del país.
"El discurso de los medios y del Gobierno sobre la reactivación puede tener algún efecto, porque genera en la gente la sensación de que hay un despegue, mayor confianza en el futuro del país y mayor demanda en ciertas áreas. Pero hay una contradicción, porque los cambios en la escuela media no estimulan a los chicos para que se acerquen a las carreras de base matemática", señaló el especialista en educación superior Carlos Pérez Rasetti.
"El estímulo hacia las carreras tecnológicas tiene que estar apoyado por una formación que les dé a los chicos confianza en que pueden cursarlas. Esta tendencia no se va a consolidar si no hay un replanteo de los contenidos en la escuela media que refuerce la formación básica en las áreas tecnológicas", advirtió.