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La Nación: Aumenta la inversión privada en investigación y tecnología

Lo revela una encuesta realizada a empresas sobre sus gastos en innovación 

28 de octubre de 2005, 11:43.

Que dos compañías provenientes de distintos ámbitos de la producción se unan en un proyecto común, y que una centena de agricultores decidan hacer una importante inversión de riesgo para respaldar a un grupo de científicos en busca de soluciones tecnológicas desarrolladas en la Argentina más que una experiencia singular es algo inédito en el país.
Sin embargo, eso, ni más ni menos, es lo que está sucediendo a pocos kilómetros de Buenos Aires, donde hace tres meses se puso la piedra fundamental del Instituto de Agrobiotecnología de Rosario (Indear).
"La inversión en el laboratorio ya está rondando los 8 a 10 millones de pesos -cuenta Marcelo Criscuolo, director ejecutivo de BioSidus, una de las compañías que, junto con Bioceres, presidida por Gustavo Grobocopatel, protagoniza esta historia-. Las instalaciones se están construyendo en un terreno cedido en comodato por el Conicet, cerca de la Universidad Nacional de Rosario, y están diseñadas a nivel internacional, con áreas de genómica, de secuenciación genética... Trabajar acá o en París va a ser lo mismo", se enorgullece.
Si la tendencia de los dos últimos años se confirma, Indear podría ser la punta del iceberg de un proceso en expansión: según datos preliminares extraídos de la tercera encuesta a empresas industriales que realizó la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (Secyt) junto con el Indec, está creciendo la inversión privada en innovación y desarrollo (I+D). Es más, entre 2003 y 2004, el último período del que se obtuvo información, ese aumento es del 70%.
"Hasta ahora, sobre 1531 encuestas recibidas por las empresas, fueron respondidas al Indec unas 1100, y se analizó la consistencia de 672", afirma el licenciado Jorge Fontanals, director nacional de Planificación y Evaluación de la Secyt.
La pesquisa indagó sobre parámetros como el lanzamiento de productos nuevos para el mercado, aplicación de procesos novedosos o diferentes para producir lo mismo, utilización de nuevos procesos administrativos, contratación de servicios en organismos del sistema científico -como el INTI, el INTA o el Conicet, por ejemplo- o la compra de hardware, software, maquinaria o equipos. Las respuestas luego fueron sometidas a análisis de consistencia; es decir, se verificó si los datos eran coherentes con el resto de los gastos declarados.
 
Escenario auspicioso
"Son buenos indicios de que la inversión privada en I+D está siendo más intensiva que en la década del noventa -dice Fontanals-. El gasto en innovación interna (dentro de las empresas) creció un 38,1% entre 2002 y 2003, y un 70% entre 2003 y 2004. La inversión en maquinaria y equipo creció más del 50 y del 53% en el primero y segundo períodos, respectivamente. Estos son valores preliminares, por lo que no podemos dar una cifra oficial de I+D como porcentaje de las ventas o de las inversiones totales de las firmas industriales argentinas. No obstante, en nuestros indicadores de 2004, hemos estimado un gasto de las empresas en actividades de ciencia y tecnología por 767 millones de pesos, con un incremento nominal del 44% sobre 2003. Sería un 35% de la inversión nacional total en ciencia y tecnología."
Otros signos alentadores son el crecimiento del gasto en innovación con relación a las ventas -que pasó del 0,12%, en 2002, a casi el 0,17% en 2004, el máximo de los últimos 12 años-, y el aumento de firmas que declararon realizar investigación y desarrollo: en 2004 hubo un 27% más que en 2002.
Si se compara estos resultados con los de países fuertemente innovadores, como Finlandia o Irlanda, la participación privada local en I+D es aún baja. En economías desarrolladas, las compañías privadas realizan alrededor de dos tercios del gasto total en ciencia. Pero parece haber un intento de cambio de rumbo.
"En Brasil, la inversión privada se estimuló con un conjunto de leyes que permiten la desgravación impositiva a quienes inviertan en innovación -afirma el ministro Daniel Filmus-. Nosotros estamos avanzando en el mismo sentido con las leyes de software, de biotecnología y de nanotecnología."
 
Toma de conciencia
Otro índice positivo indirecto es la inversión privada que estimulan los créditos y subsidios del Fontar, otorgados por la Agencia Nacional de Promoción Tecnológica, que financian entre el 30 y el 70% de diferentes proyectos de innovación.
"En 2003, el monto otorgado rondó los 40 millones de pesos; en 2004 hubo un salto espectacular, ascendió a 180 millones. Pero el dato importante es que las empresas beneficiadas tuvieron que aportar una cantidad por lo menos equivalente de esa suma", afirma Ruth Landenheim, coordinadora de la Unidad de Promoción Institucional de la Agencia.
Para el ingeniero Tulio Del Bono, titular de la Secyt, "se dan varios factores favorables: se triplicó el presupuesto de la Agencia destinado a ciencia y tecnología; hay una toma de conciencia del sector empresarial de que es necesario innovar tecnológicamente como única forma sostenible de ganar competitividad; y quizá lo más importante es que la estabilidad genera condiciones para que se piense en inversiones de largo plazo. Espero que sigamos las tendencias mundiales y la inversión se estabilice en algún punto cercano a los promedios internacionales".
Por Nora Bär  De la Redacción de LA NACION

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