Firme y expeditivo, el decano de la Facultad de Medicina, Alfredo Buzzi, no perdió tiempo en su primer día a cargo del Rectorado de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Con la urgencia que demanda una gestión "interina y transitoria" en una UBA "postrada", como la definió, Buzzi -que debió ocupar ese lugar por ser el decano de mayor edad, con 75 años- se reunió ayer con los restantes doce decanos, a quienes pidió que le enviaran proyectos de orden del día para una nueva reunión del Consejo Superior, que debió suspenderse anteayer por las protestas de las agrupaciones de izquierda que conducen la FUBA, que ocuparon la sala e insultaron fuertemente a los consejeros. Reclamaban que el primer punto de la reunión fuera la separación del personal del gremio no docente (Apuba) que participó en los incidentes del último intento de asamblea universitaria, el 2 del actual, en las escalinatas de la Facultad de Medicina.
Ayer se conformaron las comisiones del Consejo Superior -claves para que el funcionamiento de la UBA se restablezca en temas presupuestarios, académicos y de gestión-, que comenzarán a sesionar el miércoles próximo. Además, Buzzi aceptó las renuncias de los secretarios de la gestión anterior, pero pidió a la secretaria de Hacienda, Luisa Aicardi, que permaneciera en el cargo.
Los demás secretarios se quedarán algunos días, hasta que se nombren subsecretarios o encargados de las dependencias, que, según dijo Buzzi, serán "los menos posibles", en áreas como Administración y Asesoría Legal. "El plazo de mi permanencia en el Rectorado es el mínimo indispensable para poner en marcha la universidad, que está semiparalizada", dijo.
La asamblea, en junio
Hoy, Buzzi se reunirá de manera separada con los consejeros profesores, graduados y estudiantes, a quienes pedirá también sus propuestas de orden del día. Según sus previsiones, podría convocarse a una nueva reunión del cuerpo el miércoles 31 del actual o el 7 de junio, que pondría entonces fecha a la asamblea universitaria, frustrada cuatro veces en el último mes y medio.
Aunque espera las propuestas para "consensuar un orden del día que contemple a todos", el decano adelantó ayer que no es partidario de convocar a las fuerzas policiales para garantizar que la reunión pueda realizarse, como algunos sugerían, "porque eso agrava el conflicto en lugar de solucionarlo".
"Hasta ahora no ha habido condiciones para un diálogo sincero y franco donde todos sean tenidos en cuenta", analizó Buzzi ayer, en conferencia de prensa. "Si no hay una demostración clara de que vamos a escuchar a todos los actores, vamos a repetir experiencias", alertó.
Médico clínico reconocido y profesor emérito, Buzzi asumió este año como decano de Medicina y llama a la UBA, donde se graduó en 1955, su "madre espiritual". De perfil bajo hasta ahora, amable y formal, es parte del grupo que apoya la candidatura del decano de Derecho, Atilio Alterini, en el que se lo identifica con las posturas más moderadas. Sin embargo, ayer rechazó referirse a candidaturas y dejó clara su "absoluta neutralidad" mientras se resuelve la transición. En este tiempo, adelantó, repartirá sus días entre el Rectorado, donde pasará las mañanas, y la Facultad de Medicina, donde irá por las tardes.
Por su parte, los decanos de la izquierda pidieron a Buzzi que solicitara el desafuero del personal de Apuba identificado en videos y fotos como responsable de los golpes a estudiantes en Medicina. "Planteamos que es necesaria la separación provisional mientras se realiza el sumario que está en marcha", dijo a LA NACION el decano de Ciencias Sociales, Federico Schuster.
Para Buzzi, "la UBA está atravesando un momento muy grave, en el que debemos pensar primero en nuestra querida UBA y postergar las apetencias personales", describió. "La UBA está postrada, pero yo soy un médico optimista", dijo, y su seriedad se atenuó por primera vez.
Por Raquel San Martín De la Redacción de LA NACION
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