Más visibles que nunca en las últimas dos semanas, los estudiantes que conducen la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) -que prometieron interrumpir por tercera vez, mañana, la realización de la asamblea para elegir nuevo rector en la UBA- reciben por estos días duros cuestionamientos por parte de otras agrupaciones estudiantiles.
Grupos radicales y de centroizquierda los acusan de usurpar la FUBA por no convocar anualmente a elecciones, no presentar balances financieros, utilizar ese espacio para objetivos vinculados con los partidos políticos que representan y hasta de tener un acuerdo con el rector, Guillermo Jaim Etcheverry, para impugnar la candidatura del decano de la Facultad de Derecho, Atilio Alterini.
Ellos contraatacan afirmando que las otras agrupaciones no se presentan a los congresos porque no pueden ganarles, que tienen sus balances en forma, que acusarlos de tener acuerdos con el rector es "desviar el debate" y que los seguidores de Alterini "representan la vuelta de la prebenda y los métodos patoteriles".
Por estos días, los dirigentes estudiantiles de izquierda emparientan sus reclamos y sus métodos con las luchas de los estudiantes franceses, aunque son varias las voces estudiantiles en la UBA -incluso algunas que comparten las objeciones a Alterini-, que los consideran poco representativos y reclaman la realización de la asamblea.
Estas agrupaciones, que representan 23 asambleístas de los 236 que tiene el cuerpo, conducen siete centros de estudiantes -Ciencias Sociales, Ciencias Exactas, Ingeniería, Arquitectura, Psicología, Veterinaria y Filosofía y Letras- y durante los últimos dos años fueron mayoría en el claustro de estudiantes del Consejo Superior, con cuatro de cinco representantes. Acaban de perder esa mayoría y, desde el mes próximo, tendrán dos consejeros en ese cuerpo.
En los últimos días, sumaron otro reclamo a la impugnación de Alterini: la democratización del sistema de representación en la universidad, pedido que habían iniciado hace cuatro años, en la última asamblea, y que luego el propio Consejo Superior desestimó abordar.
Ahora, proponen que el claustro docente incorpore a todas las categorías y a los ad honórem -pues sostienen que la UBA está gobernada por "camarillas profesorales"-, que se suprima el claustro de graduados -que dicen que representa a las corporaciones-, que se incluya a los no docentes y que se aumente la representación estudiantil. Quieren también voto directo para elegir al rector. "Detrás de esta asamblea universitaria con fachada democrática, se esconde un régimen antidemocrático", dijo Martín Bustamante, que hasta el 7 de mayo será consejero superior.
Después de Franja Morada
En diciembre de 2001, el Frente 20 de Diciembre, compuesto por varias agrupaciones de izquierda e independientes -entre ellas, el Partido Obrero, el MST, La Corriente-CEPA, La Walsh, El Puño, La Palacios, El Brote y El Viejo Topo- destronaron a Franja Morada de la conducción de la FUBA, empujada por la propia crisis del radicalismo y la caída del gobierno de Fernando de la Rúa. Allí se mantuvieron, a pesar de algunas desavenencias internas y rupturas, sin que del otro lado se armara una oposición organizada.
La impronta de los partidos políticos principales en la coalición -PO y MST- hizo que la FUBA se plegara públicamente a diferentes reclamos populares en estos años, como marchas y tomas piqueteras, y los reclamos de los familiares de víctimas de Cromagnon, entre otros. El actual presidente de la FUBA, Agustín Vanella, próximo a recibirse de abogado, fue candidato a legislador porteño por el MST en las últimas elecciones.
A pesar de que en octubre y noviembre de 2002 apoyaron la toma del rectorado que hicieron los alumnos de Ciencias Sociales durante 43 días, para reclamar un edificio único para su facultad, a partir de allí no tuvieron grandes desacuerdos con el rector. Incluso el rector y la FUBA -si bien con argumentos diferentes- terminaron apoyando al ex decano de la Facultad de Ingeniería, Bruno Cernuschi Frías, en el conflicto interno en su facultad, que terminó con su destitución en 2004.
"En 2001, ganamos la FUBA porque la camarilla radical se balcanizaba, se atomizaba, y la izquierda y los independientes pudimos tener quórum propio. Ellos nunca pudieron juntarse para ganarnos", dijo a LA NACION Santiago Gima, del PO, que afirma que le falta un año para recibirse de sociólogo y tiene 30 años.
Desde la centroizquierda, denuncian: "No es casual que la FUBA haga esta campaña contra Alterini. Es la excusa que tienen porque saben que si Jaim Etcheverry se va, se les complica seguir usufructuando los beneficios de la FUBA como hasta ahora", dijo Hernán Ons, de la Facultad de Ingeniería, miembro del Colectivo para la Transformación Universitaria, que fue secretario general de la FUBA por el Frente Grande en el último período de Franja Morada.
"Jaim es el único que con su debilidad les asegura que puedan mantener este grado de impunidad. Tienen la exclusividad de la venta de apuntes del CBC y lo hacen en negro y sin control. El rectorado no les pide ningún control de legalidad", dijo Ons. Según comentó, la FUBA facturaría por lo menos unos 4 millones de pesos por año. Consultado por LA NACION, Gima dijo desconocer ese dato, pero aseguró: "Los apuntes son deficitarios para nosotros. Cuando estaba Franja Morada, eran mucho más caros".
Vanella se defendió de las acusaciones: "Tenemos las actas firmadas de cada congreso. Ante la posibilidad de perder, ellos decidieron no dar quórum". Gima denunció, a su vez, que distintas agrupaciones que responden a lo que era Franja Morada hicieron fraude en las elecciones para centros de estudiantes de Odontología y Ciencias Económicas, y que eso retrasó la realización de los congresos en 2004 y 2005. "Nos acusan de ser pichones del rector los mismos que lo votaron. Nosotros no lo votamos y nunca lo votaríamos. Esa es una manera de cambiar el eje del debate", afirmó Gima.
Ahora, afirman que lanzarán un plebiscito en todas las facultades para que la verdadera mayoría de la comunidad universitaria exprese si apoya o no sus reclamos de que Alterini desista de su candidatura, y de que los actuales asambleístas renuncien para volver a convocar al cuerpo con un nuevo y reformado sistema de representación. Además, dicen que en breve convocarán al congreso correspondiente, pendiente desde el año pasado.
Por Raquel San Martín De la Redacción de LA NACION
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28 de noviembre de 2024