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La Nación-Domigno 20: Editorial I: Educación: ¿esfuerzo o facilismo?

Frente a la resistencia de alumnos y algunos de sus padres a la instrumentación de un examen final integrador para promover de año en el nivel polimodal de la provincia de Buenos Aires, se observa con dolor que, una vez más, la cultura del facilismo parece imponerse a la necesaria cultura del esfuerzo.

22 de noviembre de 2005, 11:06.

Es imprescindible tener presente que el propósito primordial del sistema educativo es la enseñanza y el aprendizaje, y no la emisión de títulos o certificados. Consecuentemente, rechazar la evaluación integradora en cuestión porque en teoría generaría reprobaciones equivaldría a suponer que lo que importa no es aprender, sino simplemente aprobar o "zafar".
La protesta de los alumnos de La Plata que resisten el examen final obligatorio ha venido ocasionando serios trastornos en esa ciudad. Escuelas tomadas, cortes de calles y distintas manifestaciones de repudio formaron parte del rechazo a la iniciativa de las autoridades educativas bonaerenses, que intentan evaluar la incorporación de conocimientos de los alumnos durante el corriente año lectivo.
Los estudiantes sostienen que la información sobre la evaluación llegó tarde a los colegios y que, en consecuencia, no se conocen en detalle las características de la prueba. También cuestionan los cambios permanentes en el sistema y la baja calidad de la enseñanza en general, al tiempo que se oponen a que la promoción quede condicionada al rendimiento en la prueba. Sin embargo, desde la Dirección General de Cultura y Educación (Dgcye) se sostuvo que a principios del ciclo lectivo se había anunciado la realización de exámenes finales, y que en mayo y en octubre últimos hubo talleres para capacitar y hacer reflexionar a los docentes sobre el sentido de la prueba.
La evaluación integradora alcanzará a los tres años del polimodal y se desarrollará entre la última semana de noviembre y la primera de diciembre. El instrumento para examinar quedará a libre elección de los docentes, pero no se podrá salir del formato de una prueba escrita de carácter individual. Se podrá optar, por ejemplo, entre un informe sobre los trabajos prácticos de todo el año o sobre material bibliográfico con el que se trabajó. Tras la corrección, el alumno deberá ver su trabajo y luego se archivará en la escuela.
En primer año se tomará las asignaturas matemática, lengua, derechos humanos y ciudadanía, y física; en segundo, matemática, lengua, química e historia; y en tercero, matemática, lengua, biología y una materia de las ciencias sociales específica de cada modalidad. Se corregirá con una nota numérica que luego se promediará con la calificación resultante del promedio de los tres trimestres. Entonces, la evaluación ayudará si la calificación de los trimestres viene mal, pero una mala nota en la prueba final puede obligar a rendir examen en diciembre o marzo, aun cuando durante el año la performance no haya sido mala.
Las críticas y los cuestionamientos de los alumnos al examen final fueron apoyadas por el centro de estudiantes de la Escuela Media N° 2, cuyo presidente, Adolfo Aguirre, consideró que la prueba estaba mal organizada: "Nadie, ni los docentes, saben cómo se va a hacer, y además se va a superponer con otros exámenes". También sectores docentes rechazan la prueba integradora de contenidos. En efecto, muchos opinan que el examen cambia abruptamente el método de evaluación y que, al no formar parte de una reforma gradual, puede derivar en un fracaso masivo.
Desde el Frente Gremial Docente, que agrupa al Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de la Provincia de Buenos Aires (Suteba) y a la Federación de Educadores Bonaerense (FEB), se señaló que hubo improvisación y falta de consulta a los profesores.
Las autoridades educativas sostienen que el examen estimulará la comprensión general en áreas fundamentales para la formación y el desarrollo de competencias como el análisis, la interpretación, la definición y la vinculación de las temáticas de todo el año. A la vez, se busca actuar sobre un aspecto que se le ha cuestionado al sistema polimodal, como es la falta de exigencia. En este sentido cabe recordar los masivos aplazos que en el último año se sucedieron en facultades de la Universidad Nacional de La Plata, atribuidos en su gran mayoría a la falta de preparación de los alumnos que están por comenzar la educación superior.
En cualquier caso, la comunidad educativa en su conjunto debe instrumentar las reformas que reviertan la situación actual de la educación de manera que pueda cumplir con el objetivo de desarrollar capacidades, valores y actitudes que le permitan al alumno organizar un proyecto de vida y contribuir al desarrollo del país.
Para ello será necesario, entre otras cuestiones, recrear en la juventud los valores del esfuerzo y de la exigencia personal, condiciones básicas para la mejora de la calidad del sistema educativo.
Por otro lado, es fundamental que las autoridades educativas se mantengan firmes frente a las tomas de escuelas, en tanto es menester garantizar el orden público y mostrar que existe un principio de autoridad que debe respetarse.
Construir una nación que abandone su adolescencia implica dejar de lado las teorías hedonistas que suponen alcanzar el máximo beneficio con el mínimo esfuerzo que, lamentablemente, los medios de comunicación y algunos padres les transmiten a los más jóvenes sin tener en cuenta sus graves consecuencias futuras.
La cultura del esfuerzo es una garantía de progreso personal, porque sin esfuerzo no hay aprendizaje.

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