PARIS.- Centenares de miles de estudiantes y trabajadores salieron de nuevo ayer a las calles de París y de varias ciudades francesas, en la mayor protesta hasta ahora contra la reforma laboral, que terminó con enfrentamientos entre los manifestantes y la policía en la capital, Marsella y Lille y un ultimátum de 48 horas a las autoridades para que retiren la polémica legislación.
La de ayer fue la gran tercera jornada de movilización contra el llamado Contrato Primer Empleo (CPE), para menores de 26 años y aprobado el 9 de este mes por el Parlamento. En la movilización participaron estudiantes, partidos de izquierda, sindicatos, rectores y familias enteras. Los manifestantes buscan obligar al gobierno conservador a retirar la medida, que debe entrar en vigor el mes próximo.
Anoche, los sindicatos y líderes estudiantiles emitieron una declaración conjunta en la que le dieron al presidente Jacques Chirac un plazo de 48 horas para que suspenda la polémica ley. Y tras advertir sobre la posiblie realización de una huelga acusaron al mandatario y al gobierno de tener "toda la responsabilidad por las tensiones sociales" que puedan generarse si no cumplen con la fecha límite del lunes.
Según los organizadores, hubo 1,5 millones de personas en unas 150 manifestaciones realizadas ayer en toda Francia. La policía redujo la cifra a medio millón. La protesta en París congregó a 80.000 personas, según el gobierno, y a más de 350.000, según los organizadores. También hubo manifestaciones en Marsella (130.000 personas, según los sindicatos), Nantes, Toulouse (45.000), Burdeos (60.000), Rennes (entre 15.000 y 35.000), Lyon y Lille (entre 10.000 y 25.000).
Animados por el éxito de la convocatoria, los líderes sindicales y estudiantiles se mostraron determinados a continuar con sus protestas hasta que el cada vez más impopular primer ministro Dominique de Villepin, impulsor del CPE, lo retire.
Al término de la marcha en París, grupos de jóvenes se enfrentaron con la policía antidisturbios. Según cifras oficiales, por lo menos siete policías y 12 manifestantes resultaron heridos, y hubo además 103 detenidos. Un automóvil, cestos para papeles y una cabina telefónica fueron incendiados y varios cafés y comercios sufrieron destrozos. Choques similraes se registraron también en otras ciudades.
El jueves último, una manifestación en París terminó en violentos choques entre policías y jóvenes de grupos radicales ajenos al movimiento estudiantil. Para que la situación no se repitiera, la presencia policial en la marcha de ayer se incrementó y los propios sindicatos contaban con dispositivos de seguridad.
Cada vez más fuerte
La manifestación estaba encabezada por una gran pancarta en la que se leía: "Retirada del CPE", sostenida por numerosos líderes sindicales y del movimiento estudiantil, que reclamaban, refiriéndose a Villepin: "Quien siembra miseria, recoge cólera".
"Hoy vemos bien que la movilización sea cada vez más fuerte. O el gobierno entra en razón y retira el CPE ahora o será obligado a hacerlo la próxima semana cuando volvamos a salir a la calle", lanzó en tono de ultimátum Bruno Julliard, presidente de la Unión Nacional de Estudiantes de Francia (UNEF). Lo que parece descartado es que acudan a la invitación del gobierno y de Chirac, para negociar reformas en el CPE. "Primero que retiren el CPE y después abrimos las negociaciones", aseguró el secretario general del sindicato CFDT, François Chéréque.
Según el secretario general de la CGT -el mayor sindicato francés-, Bernard Thibault, la movilización de ayer marcará un antes y un después en esta protesta; los organizadores podrían convocar a una huelga general para la próxima semana para hacer ceder al gobierno.
El CPE tiene como propósito, según el gobierno, disminuir el desempleo (del 23%) entre los jóvenes, pero a la vez permite a los patrones el despido sin explicación de un trabajador de menos de 26 años durante sus primeros dos años en el puesto de trabajo.
Pese a la creciente presión en las calles,Villepin, considerado por muchos el sucesor natural de Chirac, no parece dispuesto a dar marcha atrás, mientras su popularidad cae en picada cuando falta poco más de un año para las elecciones presidenciales. Una encuesta muestra que un 61% de los franceses está descontento con la gestión de Villepin, frente al 54% del mes pasado.
La movilización es cada día mayor. En este momento, unos dos tercios de las 84 universidades francesas no funcionan o sufren huelgas parciales. La universidad de la Sorbona cerró sus puertas hasta nueva orden.
Agencias AFP, AP y EFE
En París, fiesta, fastidio y críticas
PARIS.- Alrededor de la Plaza Denfert-Rochereau, desde donde partió la marcha en esta ciudad, los manifestantes se ubicaron poco a poco detrás de sus respectivas banderas sindicales. Se podían ver las de Fuerza Obrera (FO), la Liga Comunista Revolucionaria (LCR), la Confederación General de los Trabajadores (CGT), la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), generalmente más dispuesta al diálogo, y las banderas negras de los anarquistas.
"Todos precarios, todos solidarios" se podía leer al frente del cortejo, en donde se ubicaron los líderes de los gremios de trabajadores que respondieron al llamado de los movimientos de estudiantes hostiles a esta reforma laboral.
Tampoco faltaron los vendedores ambulantes, que acompañaron todo el itinerario del cortejo vendiendo por cinco euros panchos y cervezas, en un clima de verdadera fiesta que se combinaba con la música que emanaba de camiones sindicales y de los tamboriles de los estudiantes.
"Ven, ésos son sindicalistas, luchan para que el salario mínimo sea decente", explicó una mujer a dos niñas de no más de diez años.
Detrás, un niño de un metro de altura sostenía con su padre un cartel de fondo amarillo en el que se leía "En contra de la precariedad infantil".
Pero los eslóganes más populares, que revelaron la tensa relación que tienen los manifestantes con el primer ministro francés, fueron sin lugar a dudas "No a la precarización de nuestras vidas" y "Villepin tu período de prueba terminó".
Sobre la avenida Aragó, en donde está la conocida prisión de la Santé, los reos alentaron a los gritos el paso de la columna. Coreaban, detrás de la rejas, "¡Villepin asesino!"
El primer ministro francés se encuentra en caída libre en los sondeos; en un mes cayó seis puntos y el 61% de los franceses está en contra de su gestión, según un sondeo de IFOP.
"El gobierno está totalmente desfasado con el país. No sólo este proyecto debe retirarse, el gobierno debe renunciar", dijo a LA NACION Noël Mamère, líder del partido de los Verdes.
Marie, profesora de secundario, se plegó al movimiento denunciando lo que es, a sus ojos, "una regresión del derecho laboral". Lo mismo expresó Bertrand, un jubilado que llevaba consigo un cartel en el que se leía "Con nuestros hijos y nietos: en contra del contrato basura".
La medida, que el gobierno aprobó a la fuerza en la Asamblea Nacional, fue bien recibida en algunos sectores empresarios que se quejan por la rigidez de la legislación laboral.
Ante la movilización cada vez más importante de los estudiantes, los sindicatos de trabajadores aportaron su apoyo a las protestas, temerosos de que la nueva legislación diera paso a la reforma total del código laboral, algo que, según algunos analistas, es necesario para que en Francia no haya un mercado laboral de dos niveles con trabajadores inamovibles, regidos por la antigua legislación, y descartables, sujetos a la nueva reforma.
Por Patricio Arana Para LA NACION
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28 de noviembre de 2024