Como una estrategia para modificar estas condiciones, el Ministerio de Educación impulsará que las universidades trabajen en conjunto y transformen los primeros años en ciclos iniciales de formación básica por familias de carreras, que luego puedan reconocerse como equivalentes en las instituciones.
Así, un estudiante podría cursar en una universidad dos años de ciencias exactas y naturales, por ejemplo, que luego le permitirían continuar con el cursado de distintas carreras -biología, física, química, matemática- en la misma universidad o en otra que reconozca esos estudios. O hacer un ciclo general de ingeniería y sólo entonces optar por una especialidad.
Los ciclos tendrían, según sus impulsores, ventajas adicionales: permitirían retrasar la elección vocacional definitiva y darían formación sólida en el tramo fundante de la carrera.
Con cautela, las autoridades de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) presentan la iniciativa como una política que recibirá financiamiento específico, abierta a universidades públicas y privadas, pero que no será obligatoria para las casas de estudio, ni significará reformas en las estructuras académicas.
\"Se trata de una política pública para mejorar el rendimiento de los alumnos. La idea es resolver un problema existente sobre el que se tiene un diagnóstico compartido\", dijo a LA NACION el secretario de Políticas Universitarias, Juan Carlos Pugliese.
Mañana y pasado mañana se presentará oficialmente esta política a las casas de estudio -\"es una idea que debe ser validada\", dijo Pugliese- en un seminario en la Universidad Nacional de Quilmes.
Proyectos en marcha
No se trata, en rigor, de una innovación absoluta. De hecho, en el país existen ya cuatro \"consorcios\" de universidades públicas, que trabajan en el diseño de estos ciclos para química y biología -Córdoba, Litoral y San Luis-, ciencias económicas -Misiones, Santiago del Estero, Nordeste, Entre Ríos y Formosa- e ingeniería -Cuyo, San Juan y La Rioja; Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca y Santiago del Estero-, a los que se sumarán seis nuevos grupos, para educación especial, informática, ciencias sociales, ciencias exactas y naturales, y artes. En total, hay 26 universidades involucradas.
\"Los ciclos no resuelven los problemas que los chicos traen del secundario, no son remediales ni compensatorios. Tampoco reemplazan a los sistemas de ingreso. Pero sí constituyen un modo en que la universidad puede tratar adecuadamente a los que empiezan, para que todos los que quieran estudiar puedan hacerlo en las mejores condiciones\", apuntó Carlos Pérez Rasetti, asesor de la SPU.
La intención oficial no es unificar ciclos generales que se repitan en las universidades, sino, por el contrario, permitir que las propias instituciones los diseñen y que convivan modelos diferentes. Con el tiempo, se aspira a que estos ciclos otorguen un diploma, que \"certifique una formación coherente realizada, que se reconozca en otra universidad, incluso luego de un tiempo\", dijo Pérez Rasetti.
Según un documento elaborado por la SPU, el diseño de ciclos consiste en identificar cuáles son las carreras que exigen, para sus primeros dos años, una formación afín; establecer contenidos, habilidades y asignaturas que la contengan, y reconocer oficialmente esas equivalencias.
En rigor, se trata de algo más que de acordar contenidos. Según el documento, durante estos años iniciales, la proporción de alumnos por docente debe permitir procesos de enseñanza \"intensos, con mucho diálogo y con orientación personalizada\"; los docentes deben estar formados para aplicar \"estrategias pedagógicas inclusivas\"; se debe facilitar a los alumnos el acceso a información sobre la vida universitaria, con trámites sencillos y condiciones previsibles de cursada; debe haber equipamiento suficiente, y se debe dar prioridad a la atención de los estudiantes, con tutores y referentes.
Todo esto, por supuesto, exige financiación. Las universidades que decidan sumarse a la propuesta recibirán fondos específicos, que no se repartirán a través de un concurso, sino que serán para todos los proyectos viables que se presenten. La SPU promete dar asesoramiento para su diseño, si las universidades lo necesitaran.
\"Los ciclos no imponen modalidades de ingreso diferentes, no alargan ni acortan las carreras, no modifican la salida profesional del grado ni obligan a reformas en las estructuras académicas\", enumera la SPU, en respuesta a los argumentos en contra que ya han expresado algunas universidades.