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La Nación-Domingo 27: Revelación de investigadores sociales de la UBA: Hay 800.000 familias que nadi

Por limitaciones metodológicas, las estadísticas no las visualizan y les hacen perder distintos beneficios. La tercera parte está formada por mujeres jóvenes con hijos que viven en la casa de sus padres. Son sectores de muy bajos ingresos que no pueden proyectar un futuro autónomo.

Irse a vivir a un espacio separado del hogar de los padres es la condición que permite a las personas iniciar la construcción de una nueva familia, distinta y autónoma de la de origen.

Sin embargo, y a espaldas de las herramientas por excelencia que aportan información demográfica en nuestro país -el censo y la Encuesta Permanente de Hogares (EPH)- se escurre una importante información: en 2001, en las localidades de 5000 habitantes y más, había al menos 800.000 núcleos familiares que las estadísticas no registraron.

"Las llamamos «familias ocultas», y si bien no hay registros anteriores, entendemos que se incrementan al compás de la crisis económica y habitacional del país", explica la doctora Susana Torrado, socióloga y titular de la cátedra de Demografía Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

Torrado explica que la profesora adjunta de esa cátedra, la también socióloga Mabel Ariño, y otros docentes de allí, desarrollan una investigación sobre una condición que limita enormemente la situación de estas familias.

-La metodología censal es de alguna manera anticuada y capta únicamente las relaciones de parentesco que mantiene el jefe o la jefa del hogar con las personas que viven en esa misma casa -aclara Susana Torrado-. Así, si por ejemplo allí viven una hija del jefe o la jefa junto a su marido y sus hijos, esas personas aparecen censadas pero como ?hija´, ?yerno´ y ?nietos´ respectivamente del jefe o la jefa del hogar, y no como un núcleo conyugal secundario, que correside con el núcleo conyugal primario, formado por el jefe y su esposa o viceversa. El problema es no tener una verdadera dimensión de cómo están formadas nuestras familias..."

La doctora Torrado agrega que el edificio de la metodología censal argentina parte de una definición subjetiva de quien encabeza el hogar. "La designación del jefe o jefa dependen del reconocimiento del resto de los miembros. Al dejar la definición en la población y no en el productor de la estadística no se tiene claro con qué criterio se realiza la definición."

Susana Torrado añade que fue a través de la Encuesta de Condiciones de Vida que realizó el Siempro (Ministerio de Desarrollo Social y Medio Ambiente) en 2001, que la licenciada Mabel Ariño, su coordinadora, adviritó que debajo del "paraguas" de una misma vivienda en realidad se ocultan muchas familias que carecen de un elemento principal para denominarse como tales: la autonomía.

La gran mayoría pertenece a sectores populares de ingresos muy modestos. "Cerca de 300.000 son completas, están formadas por ambos cónyuges; pero alrededor de medio millón son monoparentales, y la grandísima mayoría está integrada por una mujer y sus hijos: éste es el sector más vulnerable. Suelen ser mujeres menores de 30 años, con hijos chicos; algunas se fueron de la casa de sus padres para formar pareja, tuvieron sus chicos, les fue mal y volvieron. Otras fueron madres adolescentes sin haberse ido nunca de la casa paterna."

Las investigaciones de la cátedra de Torrado indican que en el 85% de los casos estas familias ocultas son hijas o hijos del jefe (o jefa) y, en el resto (15%), hermanos de alguno de éstos.

"Las mujeres que son miembros de familias ocultas tienen mayor incidencia de la pobreza -advierte la demógrafa-. En el 70% de los casos trabajan a cambio de magros ingresos y hay mayor incidencia de desempleo que entre otras mujeres de su edad."

Además, alrededor de 150 mil mujeres que encabezan silenciosamente estos núcleos familiares ocultos viven en hogares en que la jefa también es una mujer. "Los denominamos «saga de mujeres» -dice-. Son hogares donde las jefas nunca convivieron con los padres de sus hijos; se van quedando con sus hijas mujeres, madres solteras que tienen hijas que a su vez tendrán hijas siendo solteras..."

Torrado explica que estas familias pierden algunos beneficios. "Por ejemplo, el subsidio de Jefes y Jefas, porque no son reconocidos como tales. Por otra parte, estos núcleos ocultos tampoco aparecen «sin techo» cuando se mide el déficit habitacional. Y a pesar de que sus ingresos son muy bajos, como son varios los que aportan en esa casa se considera que no hace falta más."

Según Torrado, este fenómeno creciente conspira contra la posibilidad de desarrollo de un proyecto de familia, especialmente, entre jóvenes de los sectores más modestos. "No es irrelevante la falta de espacio, el hacinamiento, el convivir con los padres o que los hijos se conviertan en hijos de la abuela porque las madres no tienen tiempo para criarlos", señala la socióloga.

Según Susana Torrado, la situación que viven estas 800 mil familias afectará su vida de ahora en más y por varias generaciones y será aún más difícil entre mujeres solas con hijos, "a quienes costará mucho constituir un nuevo proyecto de pareja o de vida, porque el lugar donde se vive cambia las posibilidades de las relaciones y condiciona la manera de vivir".

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